"Si no hay plan B desde acá decimos que tampoco habrá tregua", afirmó con el rostro adusto el triunviro Juan Carlos Schmid. La frase la pronunció durante la conferencia de prensa que brindó la conducción de la CGT sobre el cuarto paro general que decretó la CGT y que tuvo, como se preveía, un alto acatamiento. Los triunviros, acompañados por buena parte del Consejo Directivo, reclamaron el cambio de la política económica. En tanto, el presidente Mauricio Macri desde Nueva York aseguró que la medida de fuerza "no contribuye en nada" y, retomando sus referencias meteorológicas, felicitó a quienes fueron a trabajar "contra viento y marea".
La conferencia que brindaron los triunviros se realizó poco después del mediodía en el histórico edificio de la CGT. A esa altura ya se podía definir la contundencia de la medida de fuerza que, a decir verdad, le fue casi arrancada a la conducción cegetista hace un mes atrás en medio de una fenomenal corrida cambiaria y, como tal, una depreciación del peso que destruyó el poder adquisitivo de los trabajadores. La multitudinaria movilización del lunes que hicieron las dos CTA junto a las organizaciones sociales y el Frente Sindical para el Modelo Nacional, que aglutina algo más de 70 gremios cegetistas, le dio un marco político al paro de la CGT. En sus discursos los triunviros de alguna manera lo reconocieron al reconocer la masividad de esa expresión callejera y aprovechando ese caudal político destacaron que más allá de "los matices", el paro de la CGT es una clara oposición al rumbo económico del gobierno.
Más allá de ese detalle, y manteniendo el tono desafiante, Schmid advirtió que "se ha expresado de forma contundente, a lo largo y ancho el país, el profundo rechazo a las consecuencias de este trazado económico". En ese sentido indicó que la devaluación dejó obsoletos los acuerdos paritarios que provoca una consecuente pérdida de la confianza del Gobierno nacional. "Las paritarias se tornan insuficientes frente a un programa económico que cada vez deteriora más el valor de nuestra moneda. Se devaluó cualquier expectativa que esté en manos de este Gobierno que no ha hecho otra cosa que construir macana tras macana en el plano económico" y, como tal, aseguró que "lo que ganamos un día en la mesa paritaria de negociación lo perdemos al otro día en el supermercado". Por último y como buscando reafirmar lo piensa la CGT indicó que "los trabajadores queremos un cambio porque fracasó el actual modelo".
A su turno, Carlos Acuña aseguró que se "ha terminado la mentira" y se preguntó "cuándo el Gobierno va a trabajar para calmar el hambre, terminar con el desempleo y pensar en los trabajadores argentinos". El titular del gremio de los trabajadores de las estaciones de servicio respondió el argumento esgrimido por los funcionarios nacionales sobre el impacto monetario que tiene el paro nacional: "Dicen que se perdieron 30 mil millones de pesos, es mucha plata pero cuánto se están llevando los que apuestan al sistema financiero", señaló para luego recordar que la central obrera le tuvo paciencia al Poder Ejecutivo "que ha demostrado en estos tres años que siempre nunca se dedicaron a gestionar por el sector del trabajo, las pymes y la industria nacional".
Acorde a su estilo, Héctor Daer fue menos dramático que sus colegas del triunvirato pero eso no evitó que reclamara el cambio del rumbo económico. "Le digo al señor Presidente que deje de mirar Ezeiza y se pare en la Cordillera y vea las necesidades que pasa el país", dijo y recordó que "en estos meses hubo una devaluación que pulverizó nuestra moneda, aumentaron los precios, se dolarizaron las tarifas, los servicios y los alimentos". En ese sentido advirtió que "no hay dato empírico que permita decir que con este programa de gobierno, que ya produjo fuertes consecuencias sociales, nos pueda sacar". Ante esta coyuntura Daer le dijo al presidente Macri que "no piense en la reelección, ni en la fantasía de los globos, porque se vienen meses muy duros y piense en gobernar porque en diciembre de 2019 debe entregar el poder. Piense en un pueblo que necesita desarrollarse".
Cada uno de los triunviros evitó expresarse sobre la necesidad de elaborar un plan de lucha, tan reclamado por los diferentes sectores sindicales, fue tal vez fue Acuña el que más se acercó cuando ante una pregunta dijo no descartar otras acciones directas: "La respuesta está en la calle y en las medidas que se deban tomar para defender a la gente. Y si bien es verdad que un paro no soluciona les digo que eso es así porque no gobernamos. Ellos son los responsables de la miseria del pueblo argentino".
Macri reaccionó como era de esperar al sostener que el paro "no contribuye en nada. Es un momento difícil y soy el primero en saber cómo los argentinos están poniendo el hombro", dijo para luego sostener que va a "extremar el diálogo y buscar herramientas nuevas e innovadoras" con los gremios. A modo de síntesis envió un mensaje: "Felicito a todos los argentinos que contra viendo y marea fueron a trabajar".