El nominado por Donald Trump a la Corte Suprema, Brett Kavanaugh, cumpliendo con su promesa de defender dicha postulación con uñas y dientes, concedió una entrevista a la cadena conservadora Fox News. Como ya es tradición en Estados Unidos cuando un funcionario o una figura pública es acusada de delitos sexuales, el actual juez de la corte de Apelaciones de Washington DC apareció ante las cámaras en compañía de su esposa Ashley, quien tomó la palabra en defensa de su esposo frente a las alegaciones de agresión sexual hace décadas presentadas por dos mujeres. La conducta descrita por sus acusadoras, Blasey Ford Y Deborah Ramirez, “no encaja con Brett”, dijo Ashley Kavanaugh, sentada junto a su marido. “Lo más difícil de todo esto es explicárselo a nuestros hijos,” prosiguió.
Apoyándose en la presencia y las palabras de su esposa, Kavanaugh aseguró, mientras su mujer asentía: “Siempre ha tratado a las mujeres con respeto y dignidad”. Fue una intervención preparada al milímetro en la que el juez, de 53 años, se cuidó mucho de criticar a Ford o Ramirez por las acusaciones vertidas en su contra o de atribuir la aparición de sus testimonios a una conspiración política de los demócratas para hacer descarrilar su designación, tal y como están haciendo republicanos en el Senado. Sí enfatizó las dudas que las propias mujeres tienen sobre algunos detalles de los hechos denunciados, en especial Ramirez, cuyo testimonio trascendió el domingo.“Nunca he agredido sexualmente a nadie, sólo quiero un proceso justo para defender mi nombre”, repitió Kavanaugh en una decena de ocasiones.
En las últimas semanas Kavanaugh ha visto cómo lo que parecía ser un proceso de confirmación fácil ha cambiado drásticamente por acusaciones de abuso sexual que supuestamente tuvieron lugar hace décadas, durante su juventud. Hace dos semanas, había solo una versión de la imagen pública de Kavanaugh: la del prestigioso y conservador juez, hombre de familia irreprochable y entrenador del equipo de béisbol de su hija. Pero desde entonces, otro retrato ha surgido del hombre que, de ser confirmado, solidificaría la inclinación hacia la derecha de la principal corte del país: la de un estudiante fiestero y bebedor del que dos mujeres dicen haber sido abusadas o acosadas sexualmente, una mientras estaba en la escuela secundaria y otra en la universidad.
El jueves, Kavanaugh tendrá que defenderse de la acusación más seria, la de una profesora de psicología de 51 años que dijo que él la inmovilizó, le tapó la boca con su mano e intentó quitarle la ropa en una fiesta, cuando Kavanaugh tenía 17 años y ella 15. Las acusaciones descolocaron a los senadores republicanos que esperaban impulsar su confirmación lo más rápido posible, y que han tratado de presentar los cargos como una táctica política motivada por la oposición demócrata para difamar al juez.
Trump dijo el lunes que las acusaciones contra Kavanaugh eran “totalmente políticas” y lo ha descrito como “una de las mejores personas”.
Kavanaugh, quien fue elegido para el puesto por Trump en julio, enfatizará su larga trayectoria como juez y académico de las leyes, así como también sus valores familiares tradicionales y su lealtad hacia su esposa Ashley y sus dos hijas. “La Corte Suprema jamás debe ser vista como partidista”, insistió Kavanaugh durante las audiencias de confirmación del Senado, que a menudo fueron interrumpidas por gritos de manifestantes, la mayoría de ellas mujeres, que temen que el nombramiento del juez conservador arroje dudas sobre el futuro del derecho al aborto en Estados Unidos.
Kavanaugh, nacido en la capital, ha servido en el importante tribunal de apelaciones de Washington por más de una década. Comenzó su carrera como secretario de Anthony Kennedy, el magistrado considerado durante mucho tiempo como un voto decisivo en la Corte Suprema, y a quien sucederá en el banquillo de ser confirmado.
Se graduó de la prestigiosa Universidad de Yale, donde su más reciente acusadora dijo que él se exhibió en una fiesta en la década de 1980 y la obligó a tocarle los genitales. En la década de 1990, dirigió una investigación sobre el suicidio del asesor de Bill Clinton Vince Foster, quien fue vinculado con la controversia Whitewater que comenzó como una investigación sobre las inversiones inmobiliarias de la pareja presidencial y fue objeto de una investigación de un fiscal especial que terminó sin que los Clinton fueran acusados.
Kavanaugh más tarde contribuyó al informe del fiscal Kenneth Starr sobre el romance de Clinton con la pasante Monica Lewinsky en la Casa Blanca, que delineó varios argumentos para el juicio político de Clinton. Luego pasó a formar parte del equipo legal de George W. Bush que trabajaba en el recuento de votos en el estado de Florida en 2000 que derivó en que el republicano ganara la presidencia. Luego de que Bush se mudó a la Casa Blanca en 2001, reclutó a Kavanaugh como asesor legal antes de nombrarlo para la corte de apelaciones en 2003. Pero la nominación de Kavanaugh languideció por tres años, mientras los demócratas lo impugnaban por su participación en el equipo de recuento de Bush. Finalmente fue confirmado en 2006. En 2012, Kavanaugh fue parte de un panel que eliminó una medida de la Agencia de Protección Ambiental destinada a reducir la contaminación del aire en Estados Unidos. Recientemente expresó su desacuerdo con una decisión judicial que permitió a una adolescente inmigrante tener un aborto.
Hace 10 días se filtró la denuncia que Ford hizo llegar a la senadora Dianne Feistein de California contra Kavanaugh poco después de que Trump lo nominara. La profesora de psicología luego reiteró su denuncia ante agentes del FBI encargados de revisar el pasado del postulante al Alto Tribunal. El domingo pasado se sumó la acusación de Ramírez.
Los incidentes descritos por Ford y Ramirez tienen en común que ocurrieron con fiestas de estudiantes en las que se consumían abundantes cantidades de alcohol. En su entrevista con Fox News Kavanaugh admitió haber participado en algunas pero negó hacer abusado del alcohol o haberse embriagado hasta llegar a la inconsciencia, en contra de lo descrito por algunos excompañeros de estudios, destacó el diario español La Vanguardia.
“Creo que probablemente todos hemos hecho cosas en el instituto de las que nos arrepentimos o que lamentamos pero eso no es de lo que estamos hablando aquí”, puntualizó. “En esos años estaba centrado en los estudios, los entrenamientos del equipo de baloncesto, mis proyectos e ir a la Iglesia”, aseguró el juez, que eludió responder las preguntas de la entrevistadora sobre si considera que alguien debe ser juzgado por hechos que ocurrieron presuntamente hace 36 años. “No tuve relaciones sexuales en el instituto ni nada parecido hasta muchos años después”, afirmó Kavanaugh, dando a entender que era virgen e inocente en la época en que lo acusan de haber asaltado a las dos mujeres.
A diferencia del cuidado con el que Kavanaugh se dirigió a sus acusadoras, Trump tildó ayer de “borracha” a Ramírez. “La segunda acusadora no tiene nada. Ella admitió que estaba borracha, y admitió lapsos temporales”, señaló a la prensa presente en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Además, la secretaria de Prensa de La Casa Blanca, Sarah Sanders, señaló que están abiertos a que Ramírez también pueda declarar el jueves junto a Ford, ya que “el presidente ha sido claro, déjenlas hablar”.