La agrupación de Familiares Atravesados por el Femicidio denunció ayer el archivo de dos investigaciones judiciales por mujeres muertas en sus casas. “Los tiempos procesales terminan siendo a favor de los imputados. Las familias no tienen garantías”, aseguró Eva Domínguez, cuñada de Vanesa Celma, que murió en 2010. En ambos casos se presentarán pedidos de reapertura de las investigaciones.

Rocío Segovia tenía 15 años y estaba embarazada de 33 semanas y media cuando una de sus hermanas la encontró colgada con una sábana al cuello, el 27 de agosto de 2014, en barrio Santa Lucía. Su familia no se cansó de decir que “no fue un suicidio”. Aquel día, su concubino se había encerrado en el baño. Los médicos que llegaron al lugar dijeron que tenía “entre dos y tres horas de muerta”. Ante los gritos y desesperación de la familia, Brian C., de 19 años, salió del baño pero "se hacía el desentendido" y dijo que, tras una discusión, Rocío se encerró. La familia acusa al muchacho y se queja de que la Justicia "no hizo nada". Habían estado en pareja dos años, en una relación con idas y vueltas. En los últimos seis meses, tras enterarse del embarazo, vivían juntos en una pieza del terreno del papá de Rocío. Su familia, dijo que Rocío solía tener moretones, marcas y dolores, pero fingía y nunca se atrevió a denunciar al muchacho.

Silvana Tambasco también fue encontrada sin vida en su casa, a dos cuadras de Tribunales provinciales, donde su causa parece haber quedado cajoneada. Fue en diciembre de 2011 y la causa fue archivada en el sistema conclusional, sin imputados. La chica de 25 años llevaba dos de concubinato con Matías M.. Ambos llegaron de Neuquen cuando él consiguió trabajo en el casino local. La investigación nunca dejó de tener la carátula de suicidio. “No sé si la Justicia hizo algo”, se quejó Emma, la tía de la joven. La mujer dijo que un especialista criminólogo determinó que no hay dudas de que fue un femicidio, pero se quejó porque la Justicia no le dio acceso a la familia.