La conducción de la CGT está más que satisfecha con el paro general y el calificativo más usado es el de contundente. Es más, hasta se animan a decir que fue el más fuerte de los cuatro que hicieron en estos años del gobierno de Cambiemos. Sin embargo, sostienen que por ahora no hay en agenda otra medida de fuerza, a pesar de la advertencia lanzada por Juan Carlos Schmid, y reconocieron que aguardan una reacción del Gobierno que supere las declaraciones públicas. En tanto, en el Frente Sindical para el Modelo Nacional, que trabó una relación cada vez más estrecha con las CTA y movimientos sociales, si bien coinciden con sus primos de la CGT sobre la intensidad de la medida de fuerza prefieren concentrar su energía en la organización de la marcha del 20 de octubre en Luján, a la que aspiran llevar medio millón de personas y hasta invitar al Consejo Directivo de la CGT.
En principio una huelga nacional es una luz de advertencia para cualquier Gobierno que, por lo general, suele reaccionar descalificando la medida de fuerza, considerarla inoportuna y atribuirle alguna intención política non santa. La administración macrista cumplió a rajatabla con esa lógica. Por caso, el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica desmereció la medida de fuerza al sostener que si no fuera por la ausencia de transporte público “el presentismo hubiese sido mucho mayor”. Eso sí, reconoció que hubo contacto con sectores gremiales mas no con la central sindical.
Por el contrario, uno de los hombres que integra la mesa chica de la central obrera afirmó a PáginaI12 que el paro fue el más importante de los últimos dos años y medio y que la Casa Rosada es consciente de ello. Si bien coincidió con Sica en que no hay contacto institucional con el Gobierno, también se animó a decir que no pasará mucho tiempo para que se concrete porque “los tiempos que vienen no pintan bien. El Gobierno sabe que lo que viene es peor y, como tal, el conflicto crecerá”. De todas formas para este dirigente el complejo escenario que avizora no implica que la CGT tenga otra medida de fuerza agendada. Es más, reconoció que ni siquiera la ley de Presupuesto puede provocar una reacción de esa magnitud y los justificó en las conversaciones que ya vienen realizando con los diferentes bloques peronistas del Senado y Diputados. “Les hicimos saber de nuestras objeciones a una serie de artículos que consideramos peligrosos para los trabajadores y esperamos que puedan modificarlos”, señaló uno de los más influyentes dirigentes de la mesa chica.
El triunviro Héctor Daer no se salió del libreto cuando sostuvo que “no me aventuraría a hablar de un nuevo paro hoy porque estamos saliendo de una medida de fuerza contundente”. En todo caso dijo que “aspiramos a que el Gobierno la vea, ya que por algo la contundencia de los paros fue aumentando”.
Para los que integran el FSMN el éxito del paro del martes no se discute pero tampoco se puede leer sin relacionarlo con la fuerte movilización del lunes que, aseguran, le otorgó el marco político que le faltó a la CGT. Sin embargo, algunos de sus integrantes prefirieron no ahondar en ese debate y sostienen que el Frente Sindical debe concentrar su energía en la movilización del 20 de octubre en Luján. “Ese día vamos a juntar medio millón de personas”, dijo uno de sus integrantes a este diario y en ese contexto enmarcó el encuentro que tuvieron con los organismos de derechos humanos (ver aparte) en la sede del Smata. “Nuestra pelea hoy es contra el modelo económico y por eso la marcha debe ser la más importante de los últimos años. Queremos que estén todos. Incluso vamos a invitar a los compañeros de la conducción de la CGT”, anticipó.