Desde Londres
El Brexit domina hoy la política británica, pero en el congreso laborista que concluyó este miércoles se debatieron muchos otros temas que forman parte de un proyecto de gobierno de izquierda cada vez más definido. PáginaI12 analiza cinco puntos afines entre el futuro que está pensando el Laborismo y una alternativa al neoliberalismo macrista.
1. “Cuanto mayor el caos que heredemos, más radicales tendrán que ser las soluciones.”
Lo dijo el lunes John McDonnell, portavoz económico y cerebro de la estrategia laborista, pero cae como anillo al dedo para la situación argentina. Salvo por un detalle: la palabra “radicales”. No se trata, por supuesto, de un sorprendente Yrigoyenismo laborista. En inglés, “radical” se diferencia a la vez de “extremist” y “moderate”. La diferencia se explica por su etimología latina: “cambiar de raíz”. Cuanto más profundo y enredado el laberinto neoliberal, menos serán las opciones de salir de la crisis con cambios superficiales: hay que cambiar los fundamentos mismos del sistema. Obvio que cada país es un mundo. El Reino Unido lleva ocho años de austeridad conservadora: en solo 33 meses la destrucción macrista ha sido infinitamente superior en una economía mucho más precaria que la británica.
2. ¿Qué es el “radicalismo” laborista en términos concretos?
Se puede ver en muchas iniciativas, pero quizás las más relevantes para Argentina sean la nacionalización de las empresas privatizadas en los 80 y la participación de la fuerza laboral en las empresas. En su versión actual, el laborismo va más allá de la plataforma electoral del año pasado que proponía la nacionalización de la electricidad, los trenes y el Correo. En el modelo Corbyn.2 de 2018, la nacionalización de los servicios de agua se centra en la creación de un directorio formado por trabajadores, consumidores y concejales que sintonicen con la población y neutralicen la formación de impersonales capas burocráticas que con frecuencia desprestigian a las empresas estatales.
A esta forma de participación directa de los trabajadores, el Congreso anual laborista añadió la representación sindical en el directorio de grandes compañías y la creación de un fondo de un 10% de los dividendos de las grandes corporaciones que se dividirá entre el estado y los trabajadores.
3. Este cambio “radical” abarca desde el gobierno central hasta el municipal.
Una de las estrellas del congreso laborista fue el municipio de Preston, una ciudad de 141 mil habitantes en el noroeste de Inglaterra. En vez de buscar la inversión de multinacionales como estrategia de crecimiento, Preston favorece un modelo basado en la inversión de compañías locales, el fomento de cooperativas de trabajadores y el fin de la tercerización de servicios. En 2011 Preston estaba en bancarrota. Con el cambio de política, se convirtió en el primer municipio del noroeste en pagar un “living wage” (“salario digno” que está por encima del salario mínimo), fundó una compañía energética sin fines de lucro y una entidad crediticia para combatir la proliferación de usureros que habían aprovechado la austeridad para hacer grandes negocios. El laborismo quiere extender al resto de los municipios británicos esta estrategia de “localismo municipal” (dar prioridad y estímulo a las empresas de la vecindad). Una investigación del “Centre for Local Economic Strategies” muestra que por cada libra esterlina que invierte una pequeña o mediana empresa del municipio, unos 63 peniques se gastan en compañías o comercios de la comunidad. En las grandes corporaciones, solo 40 centavos de cada libra invertida, circulan por las venas de la economía local: el resto se contrata afuera. Con nuevos mecanismos en marcha, como un banco de desarrollo de Preston para toda la provincia de Lancashire, el laborismo cree que la diferencia se volverá más abrumadora a favor de las pequeñas y medianas empresas locales.
4. La centralidad del Partido en la política británica.
Una característica notable de la política británica es el peso que tienen los partidos que se refleja en los congresos anuales, transmitidos en vivo por la BBC, y plataforma de los grandes lineamientos que seguirán los dirigentes en los 12 meses siguientes. Este poder se vio a las claras el miércoles cuando el líder Jeremy Corbyn adoptó la estrategia del segundo referendo sobre el Brexit luego de que el congreso votara abrumadoramente a favor de esa política. En el Reino Unido, los Partidos son mucho más que una vetusta u oxidada herramienta electoral. Corbyn le ha dado un estímulo adicional con campañas masivas de afiliación que han convertido a su partido en la fuerza socialdemócrata más grande de Europa. Si uno compara, el peronismo siempre dio más peso al movimiento que al partido, aunque el mismo Perón pensó en llamar Partido Laborista a lo que luego sería al justicialismo. Cabría explorar una revalorización del partido a la británica, concibiéndolo como un espacio de comunicación entre las bases y los distintos estratos partidarios (sindicales, municipales, parlamentarios, dirigencia, etc)
5. Llamado a la Unidad.
La irrupción de Jeremy Corbyn como líder del laborismo en 2015 cambió la cara y la dinámica de un partido que se había convertido en una fuerza de centro en las dos décadas previas. Desde 2015 hubo dos intentos de reemplazar a Corbyn, una nueva elección interna que el líder laborista ganó por abrumadora mayoría y múltiples acusaciones de intimidación y caza de brujas de los “centristas” y “blairistas” contra la nueva dirigencia. El Brexit profundizó estas divisiones. Corbyn nunca fue un gran entusiasta de la UE mientras que el partido parlamentario (los diputados) están mayoritariamente a favor de permanecer en el bloque y convocar a un segundo referendo. El voto en el congreso sobre este tema aplacó por el momento estas diferencias. En su discurso de cierre, Corbyn llamó a la unidad para enfrentar a los conservadores y exhortó a su partido a “gritar menos y escucharse más”. Claro que siempre hay distancia entre la retórica y la praxis cotidiana, muy diseminada en multitud de acciones y protagonistas. En todo caso, en comparación con las divisiones que asolan a los conservadores, los laboristas parecieron un modelo de respeto y unidad. En esto las encuestas británicas son claras: el votante rechaza partidos más preocupados por sus internas que por la nación.