Brett Kavanaugh, el juez nominado a la Corte Suprema de Justicia por el presidente estadounidense, Donald Trump, y Christine Blasey Ford, quien acusa al magistrado de abuso sexual, comparecieron ayer ante el Comité Judicial del Senado. Ford aseguró que el ataque sexual que dijo haber sufrido en manos de Kavanaugh la había aterrorizado y marcado toda su vida. Por su parte, el juez insistió en rechazar la acusación, ratificó su intención de seguir en carrera para la Corte y aseguró que todo el proceso de confirmación se había convertido en una vergüenza nacional. Ahora el Comité deberá evaluar si recomienda a Kavanaugh al resto de la Cámara para, de aprobarlo, otorgarle un cargo vitalicio en el tribunal estadounidense de máxima jerarquía. 

“Estoy aquí hoy no porque quiera. Estoy aterrada. Estoy aquí porque creo que es mi deber cívico decirles lo que me sucedió mientras Brett Kavanaugh y yo estábamos en la escuela secundaria”, dijo la mujer ante los legisladores. “Creía que me iba a violar. Grité. Cuando lo hice, Brett me tapó la boca con la mano. Era difícil respirar. Y pensé que Brett me iba a matar accidentalmente”, narró ante los senadores, con la voz quebrada y visiblemente afectada. “Esto fue lo que más me horrorizó, y que tuvo el impacto más duradero en mi vida”, agregó la profesora de psicología de 53 años.

La presunta víctima del magistrado describió el episodio ocurrido hace más de treinta años y, aunque confesó que no recordaba todo lo que quisiera, insistió en que desde entonces, y a causa de ello, ha sufrido ansiedad, fobia y síntomas similares al estrés postraumático como claustrofobia o pánico. Preguntada acerca de cuál es su recuerdo más fuerte respondió: “Sin duda lo que quedó de manera más indeleble fue la ruidosa risa entre ambos (Kavanaugh y Mark Judge, amigo del juez), pasándolo bien a mi costa. Se reían entre ellos”, rememoró.

Acerca de la posibilidad de que pudiera confundir la identidad del atacante, Ford negó absolutamente cualquier atisbo de duda, y apuntó al nominado al Supremo como uno de los dos hombres que la atacaron, la encerraron en un cuarto y trataron de quitarle la ropa. “Estoy cien por ciento segura”, subrayó.

La presunta víctima enfatizó que ella trató de informar de los hechos antes de que Kavanaugh fuera oficialmente nominado por Trump el pasado 9 de julio, ya que este se encontraba en una lista de posibles aspirantes al Supremo, pero indicó que no sabía cómo hacerlo. “Me encontraba en estado de pánico porque sabía que la fecha se acercaba. Me aconsejaron que contratara a un abogado y yo no sabía por qué”, narró Ford, quien destacó que en un primer momento quería preservar su anonimato.

La mujer también comentó cómo fue la prueba de polígrafo a la que fue sometida antes de realizar las acusaciones: “Decidí hacerlo por consejo de mi equipo. Me provocó muchísimo estrés y fue más largo de lo que esperaba”, relató la acusadora, antes del receso para el almuerzo.

Ford, una de las tres mujeres que han acusado públicamente al juez, subrayó que es una ciudadana independiente que considera un deber cívico contar su historia sobre el supuesto abuso ocurrido una noche del verano de 1982, cuando ambos eran adolescentes. Pero las acusaciones contra el juez van aún más allá. Una ex compañera de estudios de la Universidad de Yale, Deborah Ramirez, aseguró el pasado domingo que Kavanaugh la acosó sexualmente durante una fiesta estudiantil a comienzos de los 80. Otra mujer, Julie Swetnick, hizo difundir el miércoles a través de su abogado una declaración en la que asegura que Kavanaugh acosó sexualmente a mujeres en los años 80 en estado de ebriedad en diversas fiestas. La mujer relató que ella misma fue víctima de una violación en una de estas fiestas, en la que Kavanaugh y Judge estuvieron presentes. En la declaración no quedó claro, sin embargo qué papel tuvo el nominado a la Corte Suprema en estos acontecimientos.

  Una vez terminado el testimonio de Ford, llegó el turno del nominado. “El proceso de confirmación se ha convertido en una vergüenza nacional”, dijo el juez en su discurso inicial, quien ratificó, además, su intención de ocupar el cargo en la Corte Suprema. “Podrán ganarme en la votación final, pero no van a hacer que me rinda”, dijo Kavanaugh, de 53 años, visiblemente enojado durante su declaración ante el comité, en donde por momentos lloró y debió interrumpir su alocución. Además, aunque dijo no tener mala fe contra Ford, afirmó que las acusaciones eran un golpe político calculado y orquestado por lo que calificó de frenesí de la izquierda, al tiempo que proclamó su inocencia. “Niego la acusación inmediatamente, categóricamente e inequívocamente. Las cuatro personas (presentes) supuestamente en el hecho han dicho que no lo recuerdan”, aseguró. “No estoy cuestionando que ella haya sido asaltada sexualmente por alguien, pero yo no fui”, agregó Kavanaugh.

El nombramiento de los jueces del Supremo en EE.UU. tiene gran peso político, porque los magistrados constituyen la última instancia de decisión en cuestiones sociales fundamentales.