El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, aseguró ayer ante la Asamblea General de la ONU que Jerusalén no estaba en venta. El líder palestino consideró, además, que las recientes acciones de Israel y de Estados Unidos suponían obstáculos para el fin del conflicto en Medio Oriente. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por su parte, encaró su discurso asegurando que tenía pruebas de que Irán tiene instalaciones secretas en las que continúa desarrollando su programa nuclear.
“Jerusalén no está a la venta. Los derechos del pueblo palestino no están aquí para ser negociados”, fueron las primeras palabras de Abbas ante la Asamblea, antes incluso de la invocación a Alá con la que habitualmente inician sus discursos los líderes musulmanes.
El presidente palestino dijo que sus compatriotas estaban expectantes ante la idea del presidente estadounidense, Donald Trump, de lanzar una nueva iniciativa para la paz, pero que las acciones de la Casa Blanca los habían dejado mudos. Así, Abbas acusó a Estados Unidos de ir en contra del proceso de paz con las decisiones hasta ahora tomadas por el gobierno del magnate neoyorquino, haciendo especial hincapié en el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel. Las acciones de Trump, recalcó, suponen una amenaza para la causa palestina, para la solución de dos estados defendida por la comunidad internacional y son una violación de las resoluciones de la ONU.
Según insistió el líder palestino, por estas razones Estados Unidos ya no puede ser el único mediador en el conflicto, dada su parcialidad a favor de los israelíes, aunque se mostró abierto a que continúe en las discusiones como miembro del Cuarteto para la Paz.
Abbas intervino ante la Asamblea de la ONU después de que Trump asegurase esta semana que le gustaba una opción de dos Estados para Israel y Palestina, en lo que sería su primera muestra de apoyo a este tipo de solución para el conflicto, la promovida por Naciones Unidas. No obstante, el presidente estadounidense matizó rápidamente esa idea, abriendo nuevamente la puerta a una opción de un solo Estado, subrayando que las dos posibilidades seguían sobre la mesa.
Abbas dejó claro que los palestinos siguen comprometidos con la solución de dos Estados y con las negociaciones para lograrlo. Según insistió, su Gobierno sigue tendiendo la mano al diálogo y apuesta únicamente por la paz y la no violencia. Además, llamó a Washington a dar marcha atrás a sus recientes decisiones, incluidos los fuertes recortes a las ayudas que ofrece a la población palestina. Al mismo tiempo, Abbas recalcó que el apoyo humanitario, incluso si se aumentase, no puede ser en ningún caso un sustituto de una solución política para el conflicto palestino-israelí.
Abbas aprovechó, además, su discurso ante la ONU para pedir a todos los países que no han reconocido a Palestina que lo hagan y para que contribuyan a aliviar la difícil situación financiera de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos tras los recortes de los estadounidenses.
El presidente palestino profesó también duras palabras contra la ley “Estado-Nación” aprobada en Israel en julio, calificándola de racista. “Israel aprobó una ley racista que cruzó todas las líneas rojas y la llamó ‘Ley de Estado-Nación del pueblo judío’. Esta ley niega la conexión de los palestinos con su tierra natal y desecha su derecho de autodeterminación y su historia y herencia”, disparó Abbas. “Esta ley racista habla sobre lo que llama ‘tierra de Israel’. ¿Pueden preguntarle al gobierno israelí qué exactamente constituye ‘la tierra de Israel’, cuáles son las fronteras del Estado de Israel? Desfío a cualquiera a decirnos cuáles son”, siguió el líder palestino.
El primer ministro israelí respondió en su turno que a él le gustaría lograr la paz, pero criticó duramente a su par palestino. Entre otras cosas, arremetió contra Abbas por calificar de racista la ley Estado-Nación, y aseguró que alguien que paga a terroristas no podía dar lecciones de moralidad a Israel.
Sin embargo, Netanyahu utilizó sus minutos ante la Asamblea General para apuntar el grueso de sus palabras hacia Irán. Según dijo, Israel tiene pruebas de la existencia en el país persa de una instalación secreta que Teherán usa para continuar con su programa de armas nucleares. “Hoy estoy dando a conocer por primera vez que Irán tiene otra instalación secreta”, aseguró Netanyahu, mostrando unas imágenes en las que, según dijo, se veía ese almacén utilizado para acumular materiales atómicos. Las pruebas, añadió, forman parte de los documentos obtenidos este año por el Estado hebreo sobre un supuesto programa secreto iraní y que Estados Unidos utilizó como uno de sus argumentos para romper el pacto nuclear con ese país.
El Gobierno israelí anunció en abril que sus servicios secretos habían obtenido un archivo con documentos que mostraban que Teherán mantiene un programa secreto de armas atómicas pese a tenerlo prohibido por el acuerdo sellado en 2015. Netanyahu explicó ayer que todas esas pruebas se transmitieron al Organismo Internacional de la Energía Atómica y que, finalmente, ha decidido hacer pública este parte de los documentos ante lo que calificó como la inacción de esa agencia de la ONU.
El primer ministro exigió, entonces, que se investiguen esas instalaciones y advirtió de que Israel va a actuar contra Irán donde sea necesario, agradeciendo repetidamente al presidente Trump por su postura ante el Gobierno del país persa. Además, Netanyahu atacó con dureza a los líderes de la Unión Europea por trabajar con Irán para mantener vivo el acuerdo nuclear.