“Vine porque no quiero que sigamos muriendo por abortos clandestinos”, dice Micaela Olmos, de 19 años, con el pañuelo verde anudado en el pelo. Llegó desde el norte del conurbano, del municipio de Polvorines, y se encontró con una amiga de 18, Ingrid Brito, del barrio porteño de Balvanera. “Venimos a apoyar que el embarazo no sea una imposición. Tiene que ser deseado”, agregó ella, con su pañuelo en la mochila. Eran las 18 y en los alrededores del Congreso estaba por empezar la marcha hacia la Plaza de Mayo. Los pañuelos no se guardaron. La marea verde volvió a inundar las calles del centro porteño y de más de una veintena de ciudades del país para exigir la sanción de una ley de interrupción legal de embarazo, en el marco de una fecha histórica de lucha que, como cada año, pero este con más potencia después del debate parlamentario, hermanó a toda la región de América Latina y el Caribe con un mismo grito global por el aborto legal, seguro y gratuito. La movilización pasó por el edificio del ex Ministerio de Salud, para denunciar su degradación a secretaría. Hubo tamboras, purpurina verde en los rostros, adolescentes con ramos de perejil --para simbolizar que son empujadas a abortar en la la clandestinidad-- y una alegría militante y feminista que volvió demostrar el poder de convocatoria de un movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans, que no se rinde, que es claramente opositor a las políticas de ajuste que encarna el macrismo y se destaca por su organización transversal.
La cabecera de la marcha arrancó poco después de las 18. “28S seguimos en las calles por aborto legal”, decía la bandera de arrastre. La llevaban las diputadas Araceli Ferreyra, del FPV y Romina, del Pla, del FIT, la dirigente del MST Vilma Ripoll, referentes históricas de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, como Martha Rosenberg y Nina Brugo, y la actriz Romina Gaetani, entre otras. “Aborto legal, en el hospital”, cantaban. Poco antes de las 19.30 llegaban a la Plaza de Mayo, donde se esperaba la lectura de un documento consensuado, en la voz de Liliana Daunes.
El 28S es una efeméride del calendario latinoamericano de los derechos de las mujeres. Este año, el Grito Global por el Aborto puso el eje en demandas históricas del movimiento de mujeres y las disidencias sexuales, con el regusto amargo de la derrota en la votación del Senado, el 8A. A las denuncias por las muertes por abortos clandestinos --que siguen acumulándose--, por la desfinanciación del Estado y las consecuencias del ajuste sobre los cuerpos feminizados, se sumaron las demandas por la adhesión de todas las provincias al protocolo de interrupción legal de embarazo “sin modificaciones restrictivas”, la aprobación de la reforma de la Ley de Educación Sexual Integral, y de los proyectos que establecen la producción pública del misoprostol y la mifepristona, necesarios para el aborto con medicamentos.
El pedido por la separación de las iglesias y el Estado tuvo un lugar preponderante. Más temprano, antes de iniciar la marcha, en un puesto montado a la altura de Saénz Peña y Avenida de Mayo, el colectivo Ni Una Menos y la Coalición por un Estado Laico recibían trámites de apostasía colectiva. De fondo, sonaba la música de la rave “herética, erótica y errática” con DJs Carisma y Kidz. “Apostatar es un acto de insumisión y rebeldía contra la violencia machista que ejercen todas las iglesias, forma parte de una campaña mayor y más profunda por la separación de las iglesias y el Estado”, destacó Cecilia Palmiero, activista de Ni Una Menos.
El origen del 28S se remonta a una declaración propuesta por feministas argentinas en 1990, en el marco del Taller sobre Aborto realizado en el Vº Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, que se hizo en San Bernardo, provincia de Buenos Aires. En esa oportunidad, se decidió por unanimidad que el 28 de septiembre pase a ser el “Día por el Derecho al Aborto en América Latina y el Caribe”. El 28S fue elegido porque en aquel día de 1871 se promulgó en Brasil la Ley de Libertad de Vientres que declaró libres a hijos e hijas de mujeres esclavas. La abolición de la esclavitud en Brasil llegaría años más tarde. Este año, la coordinación regional de las acciones por el #28S estuvo a cargo de la Campaña argentina.
Sobre el escenario frente al ex Ministerio de Salud, Marina Glezer y Erica Rivas leyeron el pronunciamiento del colectivo de Actrices Argentinas, que tanto contribuyó durante el debate en el Congreso a visibilizar desde los medios de comunicación la demanda por una ley de IVE. “Con la marea verde en las calles, la lucha por el aborto legal está más vigente que nunca. Ya no tenemos miedo”, reafirmaron su compromiso con la causa. El edificio del ex Ministerio tenía un pañuelo verde colgado en uno de sus laterales, con el rostro de Evita de fondo, y cintas verdes en el enrejado que lo rodea.