Desde Santa Fe.

Los organismos de derechos humanos y el Foro contra la Impunidad y por la Justicia de Santa Fe ya lograron aquello de que no hay dos sin tres. En junio de 2017, un primer repudio en la calle por el fallo del 2x1 empujó a la jueza Elena Higton de Nolasco a suspender una conferencia en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral, media hora antes del comienzo. El jueves, una segunda manifestación por el mismo motivo obligó a Carlos Rosenkrantz a cancelar su clase magistral en la Facultad de Derecho, también poco antes del inicio. Y ayer, ante una tercera marcha de protesta, Horacio Rosatti no quiso ser menos que sus colegas, así que pegó el faltazo y levantó su discurso de cierre del Congreso de Derecho Argentino. El tema de la conferencia era “Juicio por jurados”. Unos de los militantes de Franja Morada que organizaron el “evento académico del año” –como lo llamaban- dijo a Rosario/12 que Rosatti justificó su retirada para “evitarle inconvenientes a la institución” y “no generar situaciones enojosas”. El reproche a los tres jueces de la Corte Suprema de la Nación siempre fue el mismo: sus votos al fallo del 2x1 con el que intentaron reducir a la mitad las penas a los genocidas, pero fracasaron ante la reacción social y los repudios masivos en todo el país.

Ayer, la espera a Rosatti en la explanada de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales exhibía los mismos carteles que se levantaron el jueves ante el fallido de Rosenkrantz. “Señores jueces: nunca más. Ningún genocida impune”. Y se entrecruzaban los mismos militantes de Hijos, Familiares de Desaparecidos, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y de expresiones políticas y sociales que integran el Foro. De fondo, sonaba un clásico: “Como a los nazis les va a pasar, donde vayan los iremos a buscar”.

Frente a la puerta, la esposa y la hija de Alberto Corazza, un abogado desaparecido en 1977 portaban sus carteles. Marta Pugliese, la foto de su esposo, que se graduó a los 18 años y cayó cuando ella estaba embarazada de su hija menor. Y María Laura Corazza, que no conoció a su papá, un veredicto colgado en el pecho: “Rosenkrantz defensor de poderosos y genocidas, ahora presidente de la Corte Suprema”. La sentencia es extensiva a Rosatti. “Esto es horrible, patético. Es retroceder 60 años. Hay cosas que uno puede entender, pero retroceder así, tan alevosamente en tan poco tiempo y tener que salir en 2018 a reclamar estas cosas cuando se supone que estaban superadas, da mucho dolor. Muchísimo dolor”, dijo María Laura. “Pero habrá que volver a salir”.

-- ¿Estás por tu papá?

-- En realidad, estoy por Rosenkrantz y Rosatti –contestó. “Más allá de ser la hija de quién soy, vivo en la Argentina y veo la triste realidad de nuestro país. Que tipos que defienden el 2x1, uno de ellos tenga la posibilidad de ser presidente de la Corte Suprema y que la Universidad que le dio estudios a mi papá invite a los dos a cerrar un Congreso (de Derecho Argentino) no puede ser. No está bien. Que esta facultad defienda los mismos ideales de estos tipos no está bien”.

“Es una lástima que una facultad donde estudio mi papá, donde se graduó a los 18 años y dio clases, ahora reciba a estos personeros. La verdad que son cosas que duelen, mucho”, planteó.

María Laura se acordó del decano de la Facultad de Derecho, Javier Aga. ¿Qué se le puede decir? Que se replantee qué tipo de Universidad quiere”. Pero al toque se corrigió: “En realidad, creo que ellos quieren este tipo de Universidad. En este momento, el planteo es éste. Si le rinden honores a tipos como Rosenkrantz y Rosatti ya estamos mal. Es la Universidad que quieren, la del olvido, del 2x1, de la obediencia debida, de la injusticia. Esa es la Universidad que quieren, los profesionales que quieren formar.

Su madre coincidió: “Que una Universidad como la de Santa Fe que tiene tantos desaparecidos, sobre todo abogados, me parece horrible que reciba a esta gente como Rosenkrantz y Rosatti que tanto daño le hacen al país y al pueblo”, dijo Marta Pugliese.