La expresión “Las patas en las fuentes”, en alusión a la postal más conocida del 17 de octubre de 1945 fue acuñada por Leonidas Lamborghini en el poema que lleva a esta misma frase por nombre. Fue primeramente editado en 1965, luego en 1971 como un segundo capítulo de El solicitante descolocado, título que hace mención a uno de sus conocidos personajes, aquel que deambula por Buenos Aires con la idea de entender la realidad en la que vive. Personaje éste que interpreta el notable Osmar Nuñez bajo la atenta dirección de Analía Fedra García en el monólogo que también se llama como el texto original dado que lo toma en toda su extensión y complejidad.
El autor, también dramaturgo y periodista, que pretendía “asimilar la distorsión y devolverla multiplicada al lector”, interesó a la directora después de leer otro de sus textos más conocido, Eva Perón en la hoguera. A partir de entonces comenzó a buscar todo el material que pudo hallar sabiendo que había encontrado otra oportunidad para realizar un cruce entre literatura y teatro. Estrenada hace tres años en la misma sala del Centro Cultural de la Cooperación donde hoy se la puede ver los días viernes, la pieza le da cuerpo a un texto lúcido y complejo “que juega con las preposiciones y los tiempos verbales”, como acota la directora en una entrevista con PáginaI12 junto al actor, antes de aclarar que, “también cuenta unas situaciones dramáticas fácilmente reconocibles”, porque, como completa Núñez, “Lamborghini, como pocos poetas, nos describe por dentro y por fuera con gran maestría literaria”. Aunque haya momentos en los que las frases queden truncas a la espera de que el público, al igual que el lector del poema, reponga el sentido, convirtiéndose así en un espectador activo.
García cuenta que su trabajo de dirección consistió en segmentar internamente el poema para identificar las diferentes escenas, con el objeto de encontrarle un ritmo y un tono adecuado a cada momento. Así, el protagonista recorre la ciudad en colectivo, en tren, habla de fútbol, piensa y se queja de dolores muy argentinos. “Lamborghini quería construir una especie de gauchesca urbana”, explica la directora. Y Núñez subraya que el autor realiza “una alquimia perfecta de gran observador, poeta y periodista”. Agrega, además que “imprime en el poema amor por las ideas, por nuestro seres queridos y por nuestra patria: tres pilares fundamentales para crear una existencia medianamente feliz y comprometida con lo que nos rodea”.
–¿De dónde parte el autor para escribir este largo poema?
Analía Fedra García: –Lamborghini eligió tres hitos del peronismo: el 17 de octubre del `45, el golpe de 1955 y los fusilamientos de José León Suárez, de 1956. Tenía que dar cuenta de esos momentos en particular. Fue un peronista atípico que ejerció un pensamiento propio y por eso fue resistido y criticado, no solamente por sus puntos de vista sino también porque decían que sus textos no eran poesía.
–¿Cómo es el personaje desde el cual se emite el poema?
Osmar Núñez: –Este “solicitante” que en suerte me ha tocado encarnar, reclama trabajo, atención. Y nos conmina a reflexionar sobre cada uno de nuestros actos y hasta en qué medida podemos ser cómplices del poder desmedido y represor.
A. F. G.: –El texto habla de lo cíclico de nuestra historia. Cuando habla de la Plaza de Mayo el espectador puede completar esas escenas con su propia memoria. Y entonces aparecerán las Madres y las Abuelas. Es lo que le pasa al personaje del poema, porque a partir de lo que ve, evoca otros momentos de su vida.
–Impresiona la vigencia de este texto.
A. F. G.: –A mí me sigue impactando que sigamos en el mismo lugar. Aunque cuando estrenamos la frase “Confiemos en el cambio por” no tenía la connotación que tiene hoy (risas).
O. N.: –Si bien los tiempos no son los mismos, lo social y político no dista mucho de lo que ocurría aquel entonces. En nuestros días, en este presente tan violento y desestabilizante seguimos con la náusea de no poder expresarnos libremente.
–¿Cuál es la concepción del grotesco en Lamborghini?
A. F. G.: –Está en el contraste de estar festejando un gol y de allí pasar al cadáver de Evita, al punto de vista del que quiere hacerle pis encima, del que busca ocultarlo. Lamborghini hablaba de un “horror-reír”, de la risa que da el horror.
O. N.: –Es brillante y conmovedor, como cuando describe un momento de descanso y recreación para enseguida pasar a describir un episodio de represión.
A. F. G.: –Habla de los fusilamientos y del bombardeo a Plaza de Mayo pero el poema termina con el encuentro con su hija, un momento de emoción que habla de una zona de trascendencia. Mi trabajo fue ver cómo cifró esos contrastes, esa mescolanza. Me hubiera gustado conocer la cocina de la escritura de Las patas…porque en el texto hay motivos que se repiten pero vuelven modificados.
O. N.: –Es inusual cómo Lamborghini describe a cada uno de los personajes que van cruzándose y mezclándose con el protagonista. Y cómo este estar en el mundo, este bucear sobre la existencia y descubrirse en variados colores se despliega con lirismo y casi ontológicamente. Y en estas impresiones de la realidad que embriagan al personaje y lo abruman o lo acarician, se encuentra el eje de nuestro trabajo y del encuentro con el espectador.
* Las patas en las fuentes,
Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), viernes a las 20.