El papa Francisco decidió expulsar del sacerdocio a Fernando Karadima, el ex párroco de la iglesia chilena de El Bosque condenado canónicamente hace siete años por abusos sexuales contra menores, informó ayer el Vaticano.
“El Papa Francisco ha dimitido del estado clerical a Fernando Karadima Fariña, de la Archidiócesis de Santiago de Chile. El Santo Padre ha tomado esta decisión excepcional en conciencia y por el bien de la Iglesia”, dice el comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede. La información sostiene que el decreto, firmado por el papa el jueves 27 septiembre de 2018, entró en vigor automáticamente desde ese mismo momento, y comporta también la dispensa de todas las obligaciones clericales y que Karadima fue notificado de esta decisión ayer.
“El pedófilo Karadima expulsado del sacerdocio. Nunca pensé que vería este día. Un hombre que le arruinó la vida a tantas personas. Agradezco que el Papa Francisco haya tomado esta determinación al fin. Espero que muchos sobrevivientes sientan un ligero alivio hoy”, escribió Juan Carlos Cruz, una de las víctimas y denunciantes de Karadima, en su cuenta de Twitter. Juan Pablo Hermosilla, abogado de la víctimas del ahora ex sacerdote, dijo a radio Cooperativa que es “muy bueno que haya ocurrido esto porque ayuda a cerrar ciclos. Creo que se recibe bien, en el sentido de una satisfacción porque ocurre lo que se merece, lo merecido”. Sostuvo que “parecía raro que un sacerdote siguiera manteniendo la calidad de tal después de haber sido condenado por el Vaticano”.
El arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, tras conocer la decisión del papa, hizo público una declaración donde informó que “esta misma mañana esto (su expulsión) fue comunicado” a Karadima. Además, Ezzati llamó a los católicos a “colaborar con la tarea propia de la Iglesia de reparar todo daño causado a las víctimas y también a todas las personas que han sufrido y sufren por este hecho”.
“Es un camino que queremos que sea cada vez más transparente de acompañamiento de estas situaciones de formación para que no sucedan, para que justamente el ‘nunca más’ sea también realidad en nuestra Iglesia de Santiago”, aseguró Ezzati en su mensaje.
En 2011, Fernando Karadima, luego de una investigación canónica, fue encontrado culpable por la Congregación para la Doctrina de la Fe de abusos sexuales contra menores como párroco de la iglesia de El Bosque. Por esto fue condenado a una vida de penitencia y oración, y se le prohibió el ejercicio público del sacerdocio. Ese mismo año, la Justicia civil acreditó que Karadima cometió abusos deshonestos reiterados contra cuatro denunciantes, pero la causa fue sobreseída por prescripción penal.
Tres de las víctimas de Karadima, Juan Carlos Cruz, José Andrés Murillo y James Hamilton, acusaron a varios obispos, cuyo guía y formador fue Karadima, de ser encubridores e incluso testigos de los crímenes del ex párroco de El Bosque. Entre los señalados figura el ahora ex obispo de Osorno Juan Barros.
Barros asistió a las misas que encabezó el papa en su visita a Chile en enero pasado, durante la cual el pontífice hizo una férrea defensa del obispo. Finalmente, sin embargo, Francisco ordenó una investigación sobre la situación de la Iglesia chilena, ofreció disculpas por su actuación y les pidió la renuncia a todos los miembros de la Conferencia Episcopal de Chile, a siete de los cuales ya les ha confirmado su salida.
Se trata de la mayor crisis que enfrenta la Iglesia chilena a raíz de los escándalos de abusos sexuales cometidos por religiosos contra menores, y su caso es visto como paradigmático y clave para el papado de Francisco.
La expulsión de Fernando Karadima, de 88 años, se produce 13 días después de que el papa hiciera lo mismo con Cristián Precht Bañados, el ex vicario de la Solidaridad, quien actualmente es investigado por casos de abusos sexuales contra menores.
Precht, quien en 2012 fue sancionado a cinco años con la prohibición absoluta de ejercer de manera pública el ministerio sacerdotal por “conductas abusivas con menores y mayores de edad”, ha rechazado las denuncias en su contra.