Durante el Festival de San Sebastián de este año se realizó la muestra “Ese oscuro objeto de deseo”, un homenaje a Eloy de la Iglesia donde se expusieron fotografías de todas sus películas junto a objetos personales y profesionales, y se editó un libro que repasaba los logros de este pionero en la representación de la disidencia sexual en el cine español y mundial. “Militante comunista en una España dictatorial, y homosexual combativo desde su trinchera cinematográfica”, De la Iglesia dejó un legado de resistencia que no se reconoce tanto como se debería, por eso esta muestra es un flashback reivindicatorio. Para buscar referentes a la hora de describir su cine siempre se piensa en Fassbinder porque ambos coincidían en la “perspectiva marxista, reivindicación homosexual, inspiración melodramática, estética sucia”. Pero lo cierto que con películas como Los placeres ocultos (1976), El diputado (1978), Navajeros (1980) y la saga de El pico (1983 y 84), De la Iglesia pudo desarrollar un realismo propio, su visión inmersiva en las marginalidades del deseo. Una de sus especialidades y rupturas fue el “cine quinqui”, un subgénero español que se basaba en crónicas de delincuencia juvenil, generalmente protagonizadas por delincuentes reales. La homoerotización de estos jóvenes marginales en el cine de De la Iglesia fue una de sus marcas autorales que también se puede ver conectada con la literatura y el cine de Jean Genet.
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