El ex ministro de Exteriores británico Boris Johnson, principal oponente interno de la primera ministra Theresa May, calificó de fraude el plan de ésta para sacar al país de la Unión Europea (UE). Sin embargo, aunque el ex canciller pidió que se desechase el llamado plan Chequers, no pidió la dimisión de May, como se esperaba, durante su discurso en un evento paralelo al congreso anual del Partido Conservador en Birmingham.
Johnson exigió abandonar el actual plan de emergencia de May que pretende evitar controles aduaneros entre Irlanda del Norte (que pertenece a Reino Unido) e Irlanda (en la UE). El plan permitiría así que Irlanda del Norte mantenga una estrecha conexión con la UE. Para el ex canciller, ese plan tira por la borda el resultado del referéndum celebrado el 23 de junio de 2016, en el que los británicos votaron a favor de salir de la UE después de más de 40 años de participación.
“Chequers es un escándalo constitucional. No es pragmático, no es un compromiso. Es peligroso y política y económicamente inestable”, dijo Johnson en una sala con capacidad para mil personas. “Compañeros conservadores, esto no es democracia. No es lo que votamos. Es un escándalo constitucional. No es una recuperación del control, es perder el control. Lo saben en Bruselas”, afirmó el político tory, quien aseguró que el Reino Unido tiene posibilidades de llegar a acuerdos comerciales con países fuera de la UE.
El plan de May contempla la creación de un área de libre comercio para productos agrícolas que mantendría el sector atado a la normativa europea del mercado único, así como una frontera abierta entre Irlanda del Norte e Irlanda. Sin embargo, Londres abandonaría el mercado único para servicios, que representan el 80 por ciento de su economía.
El euroescéptico Johnson alertó, además, del peligro de que se celebre un segundo referéndum sobre el Brexit, una petición que consideró infame. “La idea de un segundo voto es infame, pero obviamente la fragilidad democrática de las propuestas de Chequers no hará más que intensificar esas peticiones”, añadió el ex ministro de Exteriores, que dimitió en mayo por su oposición al plan de salida de la UE.
Reino Unido oficializará su salida de la UE el 29 de marzo de 2019, pero por ahora no hay un acuerdo entre las dos partes que regule esa salida y las negociaciones están estancadas. Si se llega a esa fecha sin un acuerdo, la salida del país de la UE podría producirse de forma desordenada y con serias consecuencias para la economía y otras áreas.
Pocas horas antes del discurso de Johnson, May había presentado sus planes de política migratoria para el Reino Unido una vez que salga de la UE, que tienen como objetivo reducir la cifra de migrantes. Los ciudadanos de la UE que quieran emigrar a Reino Unido tras el Brexit no tendrán más facilidades que los ciudadanos de cualquier otro país. Especialmente difícil lo tendrán los trabajadores con una baja cualificación. El objetivo es reducir en gran medida la cifra de migrantes a menos de 100.000 al año, dijo May a la BBC. “Tras un periodo transitorio de 21 meses tras el Brexit en marzo, será este país el que controle y elija quién quiere que venga aquí”, señaló la premier en un comunicado. En el futuro, quien quiera vivir y trabajar en Reino Unido tendrá que demostrar que ya cuenta con un salario mínimo.
Pero no sólo será más complicado residir en Reino Unido sino también viajar allí para hacer turismo. Quien quiera hacerlo tendrá que someterse previamente a un control de seguridad, de forma similar a lo que ocurre en Estados Unidos. Quienes no se verán afectados por los cambios son los estudiantes, que deberán demostrar simplemente que pueden costearse la vida.
Políticos proeuropeos y asociaciones empresariales criticaron la nueva normativa. La Confederación de la Industria Británica (CBI), que representa a unas 190.000 empresas, señaló que la política de May da un giro equivocado y podría dañar a muchas industrias. “Todos los niveles de cualificación importan a la economía británica”, señalo Carolyn Fairbairn, directora general de la CBI. “Las propuestas de hoy podrían empeorar la falta de personal, ya grave, en sectores como la construcción, la hotelería o la atención sanitaria”, agregó.
La UE, por su parte, está preparando el borrador de una declaración política sobre las futuras relaciones con Reino Unido, en un intento por desatascar las negociaciones. El plan es determinar solo algunos puntos claves sobre las futuras relaciones que después se desarrollarían durante el periodo de transición, hasta finales de 2020. El documento es parte del tratado que se negocia desde hace meses y la Comisión Europea podría aprobarlo el 10 de octubre y después someterlo a votación por parte de los Estados miembro.