Por estos días el gobierno encabezado por Michel Temer publicó en los grandes medios de comunicación avisos de página entera trazando loas a sus conquistas e indicando que 2017 será el año de la remontada. Pues por estos días el Fondo Monetario Internacional, el FMI, que puede ser acusado de cualquier cosa excepto de cercanía con el PT de Lula da Silva, lanzó sus nuevas proyecciones para la economía global en este nuevo año. Y Brasil aparece en lugar de destaque: si todo va bien, si no hay sorpresas, el PIB crecerá un escuálido 0,2 por ciento. De los países que integran el G-20, que reúne las mayores economías del mundo, Brasil será el que menos crezca, si es que crece. Nadie en el gobierno comentó la proyección del sacrosanto FMI, capilla mayor para los rituales neoliberales retomados por los que usurparon el poder.
Por estos días el gobierno de Temer, surgido a raíz del golpe institucional que destituyó a la presidenta Dilma Rousseff, aseguró que ya en el primer trimestre, a lo sumo en el segundo, habrá creación de nuevas plazas de trabajo, recuperando parte de los millones de empleos perdidos en los últimos diez o doce meses. Pues por estos días la Organización Internacional del Trabajo, que puede ser clasificada de todo, menos de extremista, difundió sus previsiones para el desempleo en el mundo. Una vez más, Brasil aparece en lugar de destaque: este año, de cada tres trabajadores que alrededor del planeta perderán sus empleos, uno será brasileño. Millones serán.
Por estos días el gobierno brasileño aseguró que ya se notan signos claros de recuperación en el sector industrial. Pues por estos días un órgano vinculado con ese mismo gobierno comprobó que desde que Temer usurpó la presidencia, el consumo de bienes industriales se desplomó 10 por ciento en el país.
Por estos días el gobierno se vanaglorió por haber logrado reducir drásticamente la inflación, lo que es verdad. Pues por estos días se olvidó de mencionar que la inflación de desplomó porque también el consumo se derrumbó de manera tenebrosa, llevando al cierre miles de comercios y pequeñas y medianas empresas a lo largo y a lo ancho del mapa.
Por estos días Michel Temer, con sus pronunciamientos y discursos siempre llenos de palabras sonoras y absolutamente vacías de contenido, sigue dando muestras de sus dones de acróbata soberano para esquivar la balacera de denuncias que alcanzan a los operadores del golpe que lo instaló en el poder. Pues por estos días surgieron nuevas y consistentes denuncias contra algunos de los más fuertes integrantes del círculo de sus más íntimos. Y ya se sabe, por estos días, que muchas más vendrán. Lo que no se sabe es cuántos de los que lo defienden sobrevivirán en el Congreso y en el gobierno.
Por estos días, frente a ese cuadro absolutamente desolador, sin embargo, surgen declaraciones de integrantes de la pandilla que se apoderó del poder y que sí, merecen crédito. Vale mencionar al menos un ejemplo: el patético ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, aseguró que la situación en las cárceles brasileñas estaba bajo control. Pues por estos días quedó claro que él dijo la verdad: una sucesión de matanzas y rebeliones dejaron al menos 130 muertos en catorce días, la mayoría de ellos degollados, mutilados y algunos, quemados vivos. La situación sí, está bajo control, pero de los dos mayores cárteles de narcotraficantes actuantes en el país, y que sobornan y corrompen a toda clase de funcionarios y magistrados corruptibles y sobornables, frente a la impotencia tenebrosa del Estado.
Por estos días, en fin, se supo que la decorativa primera dama, Marcela Temer, una ex señorita de una ciudad del interior de San Pablo, sólo habla a la prensa con expresa autorización del señor su esposo. Le toca a él, como corresponde, leer las respuestas que la asesoría de la dama en cuestión prepara para que ella conteste, por escrito desde luego, lo que le preguntan los periodistas. Contestar en vivo, ni pensar…
Por estos días es fácil darse cuenta de que ni las peores previsiones parecen capaces de prever la infinita capacidad de desastre de este gobierno.
Por estos días resulta duro saber que faltan muchos otros más para que llegue diciembre.