Página/12 en Italia. Desde Roma. El papa Francisco inauguró hoy el Sínodo de Obispos sobre los jóvenes que bajo el título “Juventud, Fe y Discernimiento vocacional” pretende llegar a nuevas conclusiones sobre la actitud de la Iglesia ante temas candentes para las nuevas generaciones como la nueva comprensión del cuerpo, de los sentimientos y de la sexualidad, entre otros puntos.
El papa comenzó la jornada con una misa en la Plaza de San Pedro del Vaticano y en la homilía pidió a los participantes en el sínodo que comiencen “un nuevo encuentro eclesial capaz de ensanchar horizontes, dilatar el corazón y transformar aquellas estructuras que hoy nos paralizan, nos apartan y alejan de nuestros jóvenes”. La esperanza, continuó el Papa, “nos pide levantarnos para mirar de frente el rostro de nuestros jóvenes y las situaciones en las que se encuentran. La misma esperanza nos pide trabajar para revertir las situaciones de precariedad, exclusión y violencia a las que están expuestos nuestros muchachos”. Y los jóvenes por su parte piden “que no los dejemos solos en manos de tantos mercaderes de muerte que oprimen sus vidas”.
De este sínodo, que se extenderá hasta el 28 de octubre, participan 267 padres sinodales de los cinco continentes, entre éstos por primera vez dos chinos gracias al acuerdo recientemente firmado entre el Vaticano y China. Pero también participan 37 prelados latinoamericanos y entre éstos tres argentinos (de Quilmes, Córdoba y Mendoza), 23 expertos y 34 jóvenes de entre 18 y 29 años, además de exponentes de las iglesias católicas orientales.
Por la tarde, Francisco inauguró formalmente el encuentro en el aula del sínodo, dirigiéndose nuevamente a los participantes. “Nuestra responsabilidad es demostrar que vale la pena” agarrarse a la barca Iglesia pese a las tormentas”, dijo. También pidió a los participantes que hablen con sinceridad, coraje y transparencia, dejando de lado prejuicios y estereotipos, superando el clericalismo que, según dijo el Papa, es una perversión, al igual que la autosuficiencia. Al concluir el sínodo, les dijo que hagan propuestas pastorales concretas y no sólo un documento que será leído por pocos y criticado por muchos.
La historia de este sínodo, que ha dado y dará que hablar por los temas delicados y raros para los tradicionales debates de la Iglesia (violencia y abusos sexuales, sexualidad y homosexualidad entre otros puntos) comenzó en 2017 cuando Francisco envió un cuestionario a todas las conferencias episcopales, incluso iglesias orientales, para que los jóvenes contestaran. Unos 220.000 jóvenes de todo el mundo respondieron a la encuesta y en parte basándose en esas respuestas, se elaboró el material de trabajo para el sínodo.
Este es el tercer sínodo convocado por el papa Francisco desde que asumió en 2013 y el hilo conductor, subrayó en rueda de prensa el secretario general del Sínodo, cardenal Lorenzo Baldisseri, es la renovación de la Iglesia y de la sociedad. “El tema de los jóvenes es hoy por cierto un gran desafío, como por lo demás lo fue también el sínodo de la familia. Pero la Iglesia no tiene miedo de afrontar los desafíos que son siempre difíciles y peligrosos”, dijo el cardenal.
El llamado Instrumentum Laboris, es decir el documento base para el sínodo, difundido en junio pasado, describe la situación de los jóvenes en general y su relación con la Iglesia católica. Entre otras cosas señala que los jóvenes se han alejado de la Iglesia en parte debido a la moral sexual propuesta por la Iglesia. También reconoce que muchos jóvenes se han alejado de la Iglesia a causa de los escándalos de abusos sexuales y financieros que la han acosado en los últimos años.
“Un número consistente de jóvenes, provenientes sobre todo de áreas muy secularizadas- dice además el documento – no piden nada a la Iglesia porque no la consideran un interlocutor significativo para su existencia. Otros piden expresamente ser dejados en paz porque sienten su presencia como fastidiosa e irritante”. El texto indica también que los jóvenes piden a la Iglesia que refuerce su política de tolerancia cero con respecto a los abusos sexuales y le solicitan una mayor claridad respecto al aborto, homosexualidad, contracepción y matrimonio, abusos sexuales y papel de la mujer, entre otros.
Trascendió por otra parte que al cuestionario enviado a los obispados contestaron también jóvenes de la llamada comunidad LGBT que esperan una mayor cercanía de la Iglesia a sus problemas. “Existe una “vivencia desordenada del amor marcada por una sexualidad precoz, promiscuidad sexual, pornografía digital, turismo sexual, que llevan a desfigurar la belleza y la profundidad de la vida afectiva y sexual,” advierte el Instrumentum Laboris .
Pero no sólo la sexualidad está incluida en el Instrumentum Laboris del Vaticano sino también el manejo de las falsas noticias y la penetración peligrosa de las tecnologías digitales en la vida de los jóvenes que los lleva al aislamiento social. Hay desilusión de los jóvenes no sólo frente a la Iglesia sino también respecto de las elecciones que deben hacer en la vida, dadas las dificultades para encontrar trabajo y hacer una vida más estable. “La inseguridad de las condiciones laborales y la precariedad social impiden cualquier proyecto de mediano a largo plazo”, dice el documento.
El sínodo coincide con la canonización en el Vaticano – el 14 de octubre- de dos referentes de la Iglesia. Se trata Paulo VI, artífice junto a Juan XXIII del Concilio Vaticano II que cambió profundamente a la Iglesia tradicional, y de Oscar Arnulfo Romero, el arzobispo salvadoreño que, en medio de una naciente guerra civil entre la guerrilla de izquierda y el gobierno dictatorial de El Salvador, fue asesinado por un grupo paramilitar el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba misa en una iglesia de San Salvador.