Los dirigentes europeos, con Angela Merkel y François Hollande al frente, apelaron este lunes a la “unidad” y a tomar el destino “en mano”, ante las críticas contra la UE y la OTAN del próximo presidente estadounidense, Donald Trump.
“Los europeos tenemos nuestro destino en nuestras propias manos. Voy a continuar comprometiéndome para que los 27 Estados miembros (ya sin Reino Unido) trabajen juntos mirando al futuro”, dijo la jefa del gobierno alemán, criticada por Trump por su política migratoria (ver aparte).
A su vez, el presidente francés Hollande replicó que la Unión Europea “no necesita consejos externos para decirle lo que tiene que hacer”.
“Aquí lo afirmo, Europa estará siempre dispuesta a continuar con la cooperación transatlántica, pero ésta será determinada en función de sus intereses y de sus valores”, declaró Hollande al condecorar en París a la embajadora saliente estadounidense, Jane Hartley.
Las relaciones entre Washington y Europa se han fundado en “los valores del respeto, el apoyo mutuo en caso de peligro, pero también en la adhesión a la democracia, la defensa de las libertades, la igualdad entre hombres y mujeres y la dignidad del ser humano”, recordó el presidente de Francia.
El mandatario añadió que tanto Estados Unidos como Europa han compartido el derecho de asilo para los que “huyen de persecuciones y conflictos”. “Este principio es, además, uno de los que han fundado la nación estadounidense”, remarcó.
También reaccionó el secretario de Estado norteamericano saliente, John Kerry dijo al canal de televisión CNN “que fue inapropiado para un presidente electo de Estados Unidos inmiscuirse en asuntos de otros países tan directamente”. “Creo que tenemos que ser muy cuidadosos en sugerir que uno de los líderes más fuertes de Europa y de los más importantes con respecto a hacia dónde nos dirigimos... cometió un error u otro, no creo que sea apropiado para nosotros comentar sobre eso”, agregó el jefe de la diplomacia norteamericana.
“La Unión Europea seguirá unida. Estoy ciento por ciento segura de ello”, reaccionó por su lado la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, al término de una reunión de cancilleres de la UE.
Mogherini tambión recordó que el Reino Unido no podrá negociar un acuerdo comercial con Estados Unidos mientras siga siendo miembro de la UE, refutando a Trump, que dijo querer un pacto bilateral “rápidamente”.
Ya desde la campaña electoral, las críticas de Trump no dejan indiferentes a sus blancos –sean México, China o la OTAN– y, en el caso de la UE, el estadounidense celebró lo que era una de las principales crisis del proyecto europeo en los últimos años: la salida de Reino Unido, la primera de un país en 60 años.
En declaraciones a los diarios The Times y Bild, el futuro mandatario consideró una buena decisión la marcha de Reino Unido del bloque y pronosticó que “otros países dejarán” la UE, según él, por culpa de la crisis migratoria.
Trump pronosticó también que el Brexit será un “éxito” y anunció que se reunirá “muy rápidamente” con la primera ministra británica Theresa May, quien, según la prensa, abogará el martes por un divorcio “duro” con la UE en un esperado discurso (ver aparte).
La inquietud de los europeos, que en los últimos años sufrieron una serie de atentados jihadistas, es mayor ante las críticas del magnate a una de sus garantías en materia de seguridad, la OTAN.
Trump calificó de “obsoleta” la Alianza Atlántica de la que forman parte 22 de los 28 países del bloque europeo, a los que reprochó no pagar “lo que deberían”.
Sólo cinco de los 28 países de la OTAN (Estados Unidos, Reino Unido, Estonia, Grecia y Polonia) destinan al menos el 2 por ciento de su PIB a gasto militar, como plantea la Alianza Atlántica.
Para tratar de desactivar la preocupación, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, reiteró su “confianza absoluta” en que Washington respetar sus compromisos.
El canciller español, Alfonso Dastis, relativizó los temores, asumiendo que los europeos tendrán que adaptarse a la nueva relación con Washington “en prácticamente todos los temas”.
Las líneas de política exterior esbozadas por Trump también atacan dos puntos de la línea de flotación de la diplomacia europea: las sanciones contra la Rusia de Vladimir Putin, con quien mantiene una aparente cercanía, y el acuerdo con Teherán sobre su programa nuclear.
El presidente electo aludió a la posibilidad de un acuerdo de reducción de armas nucleares a cambio del levantamiento de las sanciones impuestas a Rusia por su papel en el conflicto en Ucrania.
Desde Kiev, el todavía vicepresidente estadounidense, Joe Biden, urgió en cambio a la comunidad internacional a “seguir unida contra la agresión rusa”.
Respecto del acuerdo con Irán, que Trump prometió romper, la UE reiteró su apuesta por seguir implementando este pacto “extremadamente importante, sobre todo para nuestra seguridad”, en palabras de Mogherini.
En virtud del acuerdo, la comunidad internacional se comprometía a levantar las sanciones contra Irán a cambio de un control de sus actividades nucleares.
Entretanto, China advirtió de nuevo que si Trump insiste en querer reforzar sus relaciones con Taiwan, considerada como una isla rebelde por Beijing, “se dará un tiro en el pie” y “se enfrentará a la oposición general del gobierno y del pueblo chinos, así como de la comunidad internacional”.