La actividad industrial cayó 5,6 por ciento en agosto frente al mismo mes del año pasado, informó ayer el Indec. Con excepción del sector automotor y la siderurgia, todos los rubros de la manufactura exhibieron bajas en los niveles de producción. Se destacó la merma de la metalmecánica, química, caucho y plástico y textil. Con la baja de agosto, el acumulado del 2018 dio por primera vez un resultado negativo, del 0,8 por ciento. Se estima que esa cuenta siga en declive hasta bien entrado el 2019. De hecho, casi el 60 por ciento los empresarios consultados por el organismo estadístico oficial anticipan una baja de la demanda interna para el período septiembre-noviembre. Hay fuerte destrucción de empleo industrial.
La industria manufacturera es el principal sector productivo afectado por la política económica del gobierno de Cambiemos. En 2016, la industria cayó un 4,6 por ciento frente al año anterior, que no fue compensado por la tímida mejora del 1,8 por ciento de 2017. Este año, la manufactura se encamina a caer muy fuerte otra vez y para 2019 las perspectivas no son mejores. El achicamiento del mercado interno por el deterioro del poder adquisitivo de los ingresos de la población, las exorbitantes tasas de interés, la suba de costos por tarifazos, combustibles e insumos dolarizados junto a la apertura importadora es un combo explosivo.
El Indec registra cuatro caídas interanuales consecutivas de la industria y la tercera de gran impacto: en mayo la baja fue de 1,2 por ciento; en junio, de 8,1; en julio, de 5,7 y en agosto, del 5,6 por ciento. La debacle industrial tiene fuerte efecto laboral. Según datos del Ministerio de Trabajo, en agosto la industria destruyó 0,7 punto porcentual de empleo registrado frente a julio y la caída se profundiza al 1,6 frente a agosto de 2017. Un punto porcentual equivale a unos 12 mil empleos formales, cuya destrucción también impacta sobre empleados que no están registrados.
A nivel sectorial, en agosto se destacó la caída del 10,8 por ciento interanual de la metalmecánica por la baja de la maquinaria agrícola (a raíz de la sequía) y de línea blanca y envases de metal por la caída de la demanda interna. El Indec resaltó la baja en la producción de lavarropas, heladeras y freezers, cocinas y termotanques. Tuvieron impulso los rubros vinculados al sector energético, por la explotación de Vaca Muerta.
La industria química cayó 9,3 por ciento interanual en agosto afectada en parte por el rubro de agroquímicos, por la baja de la demanda de fertilizantes ante la fuerte sequía que redujo la producción de soja. También cayó el consumo de productos químicos básicos utilizados en la producción de materias primas plásticas y de colchones.
El sector textil bajó un 16,6 por ciento y acumula una caída de 9 por ciento en ocho meses. Se estima que a fin de año la comparación frente a 2015 arrojará una disminución de 30 por ciento en el sector textil, junto a la caída de 13 mil puestos de trabajo formales. La pérdida de empleo asciende a 30 mil puestos incorporando a los no registrados.
La producción del sector de caucho y plástico cayó un 13,2 por ciento en agosto a raíz de las ventas de neumáticos tanto al mercado interno como al exterior, junto al mayor ingreso de unidades importadas de Brasil y China. Además, edición e impresión bajó 5,9 por ciento y papel y cartón, 2,8.
A contramano de la tendencia general, la producción de la industria automotriz subió en agosto un 13,7 por ciento gracias al aumento de las exportaciones, que más que compensaron la baja de las ventas internas. Por su parte, el sector siderúrgico creció 7,7 en agosto frente al mismo mes de 2017 por el empuje de la fabricación de acero crudo con destino al mercado externo, la industria automotriz y los proyectos energéticos del sector petrolero.
La industria alimenticia cayó 1 por ciento afectada por la baja de la molienda de soja, mientras que la refinación de petróleo se redujo en un 7,8. Los insumos de la construcción cayeron en promedio un 1,1 por ciento. La encuesta de expectativas del Indec muestra que para septiembre, octubre y noviembre, el 60 por ciento de las empresas anticipa una baja de las ventas, el 32 por ciento prevé un ritmo estable y apenas el 8 por ciento vislumbra un alza. En cuanto al empleo, el 61 por ciento no espera cambios, el 31 por ciento anticipa una disminución y el 7,5, un alza.