Cuenta la crónica que Jair Bolsonaro tenía la voz embargada por la emoción cuando recordó su propia trayectoria desde que comenzó su campaña a la presidencia. Llamó “ejército” a su equipo de campaña y destacó “una adquisición que agradezco a Dios”. La del economista Paulo Guedes.
“Yo no entiendo de economía, Paulo Guedes”, dijo Bolsonaro a 2500 personas que lo aclamaban en el Centro de Convenciones SulAmérica de Río de Janeiro. “Pero hay un pasaje de la Biblia que dice que Dios no llama a los capacitados. ¡Capacita a los elegidos!”. Y se elevó un grito: “Un, dos, tres, cuatro, cinco mil./ Bolsonaro presidente de Brasil”.
La crónica de Malu Gaspar está publicada en la excelente revista brasileña Piauí. Se llama “El fiador” y es un retrato de Guedes, el economista liberal que hizo un matrimonio por conveniencia con Bolsonaro.
De 69 años, Guedes se graduó en la Universidad Federal de Minas Gerais, hizo una maestría en la Fundación Getúlio Vargas y luego un doctorado en la Universidad de Chicago. Gaspar lo describe como un partidario sin vueltas de la ortodoxia, incluyendo la obsesión por reducir el tamaño del Estado, recortar los gastos, mantener libre el tipo de cambio y abrir el país al comercio internacional. Ligado a los sectores financieros, fue uno de los fundadores del poderoso Banco Pactual, que desde 2009 se llama BTG Pactual, y uno de los creadores del Instituto Millenium, un centro de estudios y lobbying auspiciado por los grandes empresarios de Brasil.
Como Bolsonaro defendía los intereses corporativos de los militares, que al fin de cuentas cobran del Estado, y se había opuesto históricamente a la privatización de Petrobras, Guedes le hizo de avalista ante los banqueros. Dijo que entre otras cosas Bolsonaro uniría en un solo ministerio las actuales carteras de Hacienda, Planeamiento y de Industria y Comercio. Y que él, Guedes, era el candidato único a superministro.
Según Guedes, Bolsonaro sería el orden. A le tocaría, por supuesto, encarnar el progreso. “Ordem e progresso” es el lema de la bandera brasileña desde 1889.
La periodista cuenta que un día Bolsonaro accedió a un reportaje en vivo con Augusto Nunes, del semanario Veja. Le dio la primicia de que Guedes sería su mentor económico. “Entonces el casamiento ya tiene fecha”, dijo Nunes. Respuesta de Bolsonaro: “‘¡Es un casamiento hétero!”.
El establishment mide a Guedes y a Bolsonaro y los empresarios hablan también con Fernando Haddad, De los que critican en privado a Bolsonaro, pocos repiten sus cuestionamientos en público. Una de las exepciones es Ricardo Semler, empresario, socio de Semco Style Institute, ex profesor visitante en Harvard y fundador de las escuelas Lumiar. Ex vicepresidente de la poderosa Federación de Industriales de San Pablo, Semler escribió una columna en el diario Folha de Sao Paulo con un título provocador: “Hola, compañeros de elite”. Y este subtítulo: “No dejemos que el miedo guíe lo que elegimos”.
“Me estremezco cuando oigo que amigos, socios y la mitad de la familia acepta la tesis de que cualquier cosa es mejor que el PT”, dice el texto. “Nosotros los de la elite vivimos detrás de muros, cercados por alambres de púa y vidrios blindados, contratando a los buenitos de las comunidades para protegernos contra los favelados. ¿Acaso es un avance cambiar vigilantes con pistolas por custodios con fusiles? ¿O es mejor aceptar que el país es profundamente injusto y un lugar que da vergüenza mostrarles a nuestros amigos extranjeros?”
Semler escribió que no es ni fue afiliado del Partido de los Trabajadores. Pero señaló que Brasil es un país que necesita del gobierno para los que tienen poco, o sea la mayoría de los ciudadanos. Porque la elite sabe defenderse a sí misma. “Después del susto el dólar cae, la Bolsa sube y volvemos a crecer. Yo mismo estoy comenzando tres negocios nuevos este mes.”
Y se pregunta: “¿Quién tendrá el coraje, en un almuerzo en la City de Londres, de defender la elección de un capitán simplote, un vice que es general, un economista débil y sediento de poder, nuevos directores militares, con persecución a los gays, sometimiento de las mujeres y distribución de fusiles?”.
“Colegas de la elite, recuerden”, dice el párrafo final. Y remata con una exhortación: “No se vota con la bilis. El PT se equivocó sin parar durante 12 años. Pero tal vez quiera y pueda mostrar en un segundo ciclo que todavía es mejor que el centro megacorrupto o una dictadura autoritaria. Así fue que Europa se hizo civilizada. Como nación, necesitamos tiempo para espantar la ignorancia y aprender a ser estables. No dejemos que el miedo guíe lo que elegimos. Brasil es más que eso y hay lugar para las elites. Confíen”.
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