0 Central: Ledesma (4); Bettini (4), Caruzzo (5), Parot (5), Gómez (4); Lioi (3), Arismendi (3), Ortigoza (5), Fernández (3); Ruben (5), Herrera (5). DT: Edgardo Bauza.
4 Unión: Fernández (6); Martínez (8), Gómez Andrade (7), Bottinelli (6), Zurbriggen (5); Zabala (6), M. Pittón (6), Acevedo (7), B. Pittón (7); Fragapane (6), Soldano (5). DT: Leonardo Madelón.
Goles: PT: 11m M. Pittón (U), 23m Martínez (U), ST: 13m Fragapane (U), 38m Martínez (U).
Cambios: ST: Desde el inicio Lovera (4) por Fernández (C), 18m Carrizo por Lioi (C), Pereyra por Arismendi (C), 27m Andrada por Soldano (U), 36m Corvalán por B. Pittón (U), 39m Gómez por Zabala (U).
Árbitro: Fernando Echenique.
Cancha: Central.
Unión destrozó a Central y le recordó los atributos que el canaya había mostrado en los primeros partidos. Práctico, eficiente e híper contundente, el “tate” se floreó en el Gigante y le asestó un 4 a 0 impresionante a los dirigidos por Bauza, que se retiraron silbados por sus hinchas.
Taciturno, tibio, demasiado relajado, así, al igual que en los últimos juegos, Central ingresó al Gigante. Y enfrente, también desde el primer minuto, tuvo a un rival que no titubeó, que jugó con otra intensidad y mucha fiereza en todos los sectores del campo. Lo incomodó y obligó a jugar forzado y antes del cuarto de hora se puso en ventaja. Contó con la colaboración no menor del árbitro Echenique, que no cobró una clara falta sobre Gómez antes de que Pittón la mande a guardar bajo el arco.
El tatengue era superior y no merecía beneficio alguno. Y Central tampoco merecía otro fallo que lo perjudique. El canaya intentó despertar, pero Nereo Fernández respondió muy bien dos veces. Unión, agazapado, salía muy rápido de contra y desnudaba las groseras fallas de la última línea canaya. A los 22 minutos, Martínez comandaba un ataque por el centro del campo, le pegó seco y rasante y sorprendió a Ledesma, que tuvo una débil reacción. Había una diferencia de velocidad notoria entre ambos y, ahora, dos goles de diferencia en el marcador.
Unión aflojó el ritmo y se dedicó a, con suma eficiencia y practicidad, cuidar la pelota. Central corrió de atrás durante toda la etapa. Absolutamente inconexo en todas las líneas, fue una sombra.
Lovera por Fernández fue el cambio con el cual Bauza procuró cambiarle la cara adusta al equipo. Pero tampoco hubo reacción y fue el rojiblanco el que impuso con sencillez sus condiciones. Caruzzo la salvó en la línea y en el próximo ataque Martínez la cambió de banda para la llegada por izquierda y en soledad de Fragapane que, de volea, clavó el tercero. Las diferencias entre ambos eran enormes e insalvables.
Abundan los problemas del canaya. El de Bauza, lejísimo del que arrancó la Superliga en la cima de la tabla, es un equipo que no tiene volumen de juego y se mueve más lento que sus rivales. Lo perdonó Almagro el miércoles y ayer Unión no lo hizo, lo liquidó de entrada. Lo expuso, le demostró que tiene falencias colectivas e individuales. Porque no es solo de funcionamiento el tema, es de actuaciones y errores también. La ausencia de Gil le quitó la justeza en la pelota parada, acaso el arma más temible que tenía. Y la lesión de Cabezas también se hace sentir con peso.
En todo el partido, Unión fue dueño y sobre el cierre fue en busca de más y lo consiguió con otro zapatazo de Martínez, que contó con otra complicidad de Ledesma. Fueron cuatro, una goleada que plasmó la endeblez que Central venía mostrando.