“Cuando el ajuste afecta la capacidad del Estado para brindar servicios de cuidado, las mujeres son las principales afectadas. Son ellas las que deben dejar de trabajar o pasar a ocupaciones informales para cubrir esos espacios”, explicó la especialista en género de la Organización Internacional del Trabajo, María Arteta, a PáginaI12 al ser consultada sobre las consecuencias del programa de austeridad asumido por el gobierno argentino. “Es necesario defender los programas sociales y, en especial, aquellos vinculados al cuidado de niños, adultos mayores”, sostuvo la investigadora durante la 19º Reunión Regional de la OIT que se realizó en la Ciudad de Panamá.
Aunque las crisis económicas como la que atraviesa Argentina pueden exacerbar y profundizar las brechas entre varones y mujeres, Arteta advierte que la problemática es estructural: “El modelo actual de cuidados es insostenible y perpetúa la desigualdad de género”, enfatizó Arteta. Cada día se dedican 16.400 millones de horas a los trabajos de cuidados no remunerados a nivel global. Las cifras presentadas en el encuentro que reunió a sindicalistas, empresarios y gobiernos de toda la región equivalen a 2000 millones de personas trabajando ocho horas al día sin recibir remuneración en tareas de cuidado de niños, adultos mayores y de los hogares. Si se valúan utilizando el salario mínimo promedio, las tareas de cuidado no remuneradas representarían el 9 por ciento del PBI mundial.
En América Latina las mujeres realizan el 73,5 por ciento del trabajo de cuidado no remunerado, en promedio dedican 2,8 veces más tiempo que los hombres a esas tareas que no suelen ser reconocidas como trabajo. “El trabajo de cuidados no remunerado constituye la principal barrera para la participación de las mujeres en los mercados laborales. En la región el 42,4 por ciento de las mujeres en edad laboral declararon que no estaban disponibles o que no buscaban trabajo debido al trabajo no remunerado. Los hombres en las mismas condiciones son solo el 5,2 por ciento”, explicó Arteta al referirse a una de las principales problemáticas de las estructuras laborales y distributivas latinoamericanas.
Desde esa perspectiva las tareas no remuneradas como el cuidado de niños y adultos mayores representan un obstáculo para la calidad del trabajo de las mujeres ya que afecta la cantidad de horas que pueden estar empleadas y, por lo tanto, limita sus ingresos. En otras palabras, existe la brecha salarial porque hay desigualdad en el hogar. “Las mujeres con responsabilidades de cuidado tienen más probabilidades de trabajar por cuenta propia y estar ocupadas en la economía informal y menos probabilidades de aportar al régimen de seguridad social”, consideró Arteta ante la consulta de este diario.
Frente a ese escenario, la OIT destaca la necesidad de fortalecer y sostener la inversión pública en servicios de cuidado. “La prestación pública de servicios de cuidado tiende a mejorar las condiciones de trabajo y el salario de las personas trabajadoras del sector, mientras que su prestación privada no regulada tiende a empeorarlas, independientemente del nivel de ingresos del país”, advirtió la funcionaria del organismo internacional.