Más de tres mil muestras de ADN fueron tomadas en un pueblo de 20 mil habitantes. Se trata de Quimilí, en Santiago del Estero, donde fue secuestrado, violado y descuartizado un niño de 11 años, Mario Agustín Salto, cometido en 2016. El procedimiento demandó más de 30 días y fue ordenado por la jueza Rosa Falco y la fiscal Olga Gay de Castellano, bajo la supervisión del Laboratorio de Genética de los Tribunales de Santiago del Estero. El objetivo es comparar con el patrón genético encontrado en el cuerpo y las ropas del niño de 11 años asesinado, en un caso aún sin resolver.
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