Tras meses de negar la situación y de minimizar las advertencias de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (Agtsyp), SBASE admitió que las tres formaciones de la línea B compradas al Metro de Madrid contenían asbesto y ordenaron que los vagones sean convertidos en chatarra. El ahora presidente Mauricio Macri los había adquirido en 2011, en una compra directa por cuatro millones de euros, a pesar de que ya se sabía que tendrían una vida útil de apenas 10 años. Según los trabajadores del subte, el propio manual de los vagones aclaraba que tenían amianto, pero el Gobierno de la Ciudad los sacó de circulación recién tras la muerte de dos empleados del Metro de Madrid por estar en contacto con el material cancerígeno.
“Nunca se tendrían que haber comprado estos trenes, primero porque está prohibido el asbesto en el país y segundo porque también es ilegal su comercialización, con lo cual hay un desastre desde el punto de vista legal para ambos países”, advirtió a Página/12 el titular de la Agytsyp, Roberto Pianelli, quien consideró que la decisión de SBASE “llegó tarde”. En marzo, los metrodelegados habían realizado medidas de fuerza en todas las líneas en reclamo de medidas de seguridad ante la presencia de asbesto en las formaciones CAF 5000 compradas a España.
Recién esta mañana, SBASE reconoció la situación e informó al portal EnelSubte que autorizó a la Agencia de Protección para que hagan la disposición final de los componentes con amianto. “A los coches se los chatarreará”, anunció el presidente de Sbase, Eduardo de Montmollin, en la entrevista.
Pianelli recordó las irregularidades que se habían detectado en la compra de 2011 y remarcó que no se hicieron las auditorías correspondientes. “Ya de por si la compra es escandalosa porque se hizo por compra directa y porque eran trenes que en España estaban sin funcionamiento porque se utilizaban para probar explosivos”, explicó a este diario el titular de la Agytsyp. “Fue un negocio que no funcionó porque se tuvieron que comprar más y se terminaron comprando al valor de nuevos. Si a eso le sumas que encima ni miraron los manuales que decían que tenían asbesto, cualquier persona común diría que fue un curro”, amplió.
El escándalo se desató en marzo de este año, cuando se confirmó que las piezas del Metro de Madrid contenían material cancerígeno. Desde entonces, se registraron cuatro casos de trabajadores afectados por su exposición al asbesto, de los cuales dos ya fallecieron, el primero de ellos el pasado 24 de mayo y otro este jueves. Para Pianelli “si no hubiese sido porque aparecen los compañeros de España muertos, esto se tapaba”.
A pesar de la medida que tomó SBASE los metrodelegados aseguran que todavía están en riesgo porque a partir de distintas pruebas detectaron amianto en formaciones más viejas, que datan de los 90 aunqe todavía no tienen respuestas de la empresa. “Se encuentran en los Mitsubishui de la línea B que están acá desde el 94, los Mitsubishi de la Línea C que antes estaban en la D y los General Electric de la E”, puntualizó Pianelli.