Dos jacarandás, muestra mía con Baracca, es una instalación concreta, pero también ilusoria, que está transcurriendo en el Local 15 del muy rosarino Pasaje Pan.
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Ensueño conceptual, versos modernos, reflejos dorados.
Dos jacarandás es un menú que consta de tres pasos.
Una contratapa del diario Rosario12, un mosaico realizado con fragmentos de tarjetas de crédito y un billete ampliado cubierto de monedas.
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Un cuadrado hecho con pedacitos de plástico y un recorte de diario con una foto laudatoria y afectada, ¿pueden aportarle algo a la majestuosidad cromática del jacarandá? Es claro que no.
Señores del Gobierno, ¿qué le vieron de cobre a esta flor para estamparla sobre las monedas de un peso?
El dinero o la fábula de la representación o el hazmerreír de los naturalistas.
El billete de cien, con el perfil de Eva Perón, es del color de la flor en cuestión.
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Se detienen las aguas y a veces el viento, se detiene circunstancialmente el tiempo o las ganas de comer, más el valor circula perenne por la estancia del hombre sobre la tierra.
La naturaleza ha dotado al costo, bajo la apariencia de insecto, con púas doradas, alas translúcidas y permanente celo. Los doce meses que le competen al año comercial, que comienza el día en que Su Santidad Gregorio IX cumplió setenta y dos semanas de muerto, no tienen un instante de descanso en cuanto a transacciones comerciales se refiere.
El costo es El Verbo pronunciado por los arcángeles fiduciarios, lo rojo del diamante, la salud de los ricos y la enfermedad de los pobres.
El costo del agua, tal que Dios, es altísimo.
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Cada cuenta del rosario es un lapacho que antecede.
Al misterio luminoso de un jueves le bailan todos los jacarandás de esta parte de la tierra. Y más misterios habrá, concretamente tres para llegar a los cuatro que la iglesia impone.
A propósito, a modo de rezo de contrición, haré una ligera enumeración de ciertas inquietudes que se me presentan a mí, un publicista qué, ensuciándose el aura con dudas, vacila.
Si la cuestión se redujese a un quitamanchas el jingle no demoraría ni cinco segundos en aparecer.
Oxi-vanish de jacarandá para máculas violáceo-azulejas.
La equis es ineludible al alabar productos de limpieza.
Odex punta de lanza. Y Manolito y su clienta después, “se comen se comen se comen la mugrecita las burbujitas de Savonex”.
¿“Rosario con casino, jaculatorios y jacarandás” tiene potencial de slogan para promover al turismo religioso?
Si La Villa De Nuestra Señora Por Nadie Fundada es La Capital Nacional Del Helado Artesanal, ¿cómo se explica que ningún negocio del ramo ofrezca aún helado de sabor jacarandá?
Dos bochitas de jacarandá entran por el ojo.
¿Qué hacer para captar la intención de voto del electorado daltónico?
¿Panaché de Codeína con mousse de jacarandá salseado de Fenergan es un plato adecuado para servir en la convención mensual de farmacéuticos?
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El jacarandá, ¿debe ser considerado una estructura política, un cuadro armado, un batallón de inteligencia?
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Al ser de fácil acceso, Dos jacarandás se vuelve un hecho ideológico, de miércoles a viernes, de 18 a 20, en el Local 15 del centenario Pasaje Pan, frente a la Asociación Rosarina de Esperanto, más cerca de la entrada por Santa Fe.