La embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, anunció ayer su renuncia al cargo, que se efectivizará antes de fin de año. La de Haley es la tercera dimisión en apenas dos años del gobierno republicano. “Ha hecho un trabajo fantástico. Hemos hecho un trabajo fantástico juntos y ella es muy especial para mi”, declaró el presidente Donald Trump a un grupo de periodistas en el Despacho Oval de la Casa Blanca, donde recibió a la todavía embajadora. Haley, por su parte, consideró que llegó su momento de dar un paso al costado. “Es importante que los funcionarios sepan cuándo hay que dar un paso a un lado”, explicó la política de 46 años que se incorporó al gabinete de Trump a sólo cuatro días de su asunción. La diplomática afirmó que su retiro se debe a la intensidad profesional a la que se vio sometida los últimos ocho años, primero como embajadora ante la ONU y luego como gobernadora de Carolina del Sur.
La noticia conocida ayer tomó por sorpresa a la Casa Blanca que afirmó que no tendrá reemplazante hasta dentro de tres semanas. Sin embargo, el mandatario dijo saber de esta decisión desde hace seis meses. “Haley me dijo que se tomaría un tiempo libre a fin de año”, anunció Trump. Haley, una de las mujeres más importantes del gobierno estadounidense, elogió la dureza con la que el mandatario ha tratado en ciertas ocasiones a la ONU, lo que, consideró, obligó a la organización a ser más fuerte y eficiente. Desde su llegada a la Casa Blanca Trump arremetió contra la organización internacional no solo por cuestión de costos sino también por el acuerdo nuclear con Irán y los pactos sobre cambios climáticos. Recientemente Trump se refirió a la ONU como un “club en el que la gente se reúne, habla y pasa un buen rato” y denunció que sus gastos están “totalmente fuera de control”. Durante sus dos años de gestión, la diplomática se convirtió en una eficiente ejecutora de las políticas de Trump. En efecto, en su carta de renuncia enumeró lo que llamó una serie de éxitos en las Naciones Unuidas, donde destacó la firme posición contra las “dictaduras de Venezuela, Irán, siria, Cuba y Rusia”. Al llegar al cargo, Haley anunció que su plan consistía en hacer valer la fuerza de Estados Unidos, apoyar a sus aliados -en especial Israel- y asegurar que éstos devolvieran el respaldo. “Para aquellos que no nos apoyen, vamos anotar nombres. Nos aseguraremos de responder a eso adecuadamente” amenazó la embajadora al asumir el cargo. En consecuencia, Haley apoyó los intentos de endurecer la presión de Washington hacia Irán y Corea del Norte. “Han sido dos años de Irán, Corea del Norte… ha sido un período intenso y soy una firme creyente en los mandatos estrictos” explicó Haley.
La embajadora consideró que el tono duro de la Casa Blanca llevó a su país a ser fuerte otra vez, algo de lo que, aseguró, todos los estadounidenses deberían sentirse orgullosos. Durante su mandato consiguió que la crisis de Venezuela se discuta dos veces en el Consejo de Seguridad y en septiembre pasado convocó a una reunión por Nicaragua. “Espero seguir expresándome de vez en cuando sobre asuntos importantes de política pública, pero seguramente no seré candidata para ningún cargo en 2020”, afirmó Haley frente a los rumores de su posible candidatura presidencial en las próximas elecciones.
A pesar de los comentarios de algunos funcionarios que sugirieron que su renuncia estaba vinculada a discrepancias con el presidente, la diplomática agradeció a Trump la libertad para expresarse. En una nota de opinión publicada en el The Washington Post, Haley afirmó no estar siempre de acuerdo con las decisiones del presidente, y cuando eso sucede, prosiguió, lo llama o se reúne en persona para conversarlo. “No estoy de acuerdo con el presidente en todo. Cuando hay un desacuerdo o una manera incorrecta, levanto el teléfono y lo llamo o me reúno con él en persona”, escribió hace un mes cuando el matutino The New York Times publicó una carta anónima de un alto funcionario de gobierno que denunciaba desórdenes dentro de la Casa Blanca. “Servir como embajadora de los Estados Unidos ha sido un honor para toda la vida. Soy una chica muy afortunada por haber sido capaz de liderar el estado que me educó y de servir a un país que tanto amo y quiero agradecerle por eso” le confió a Trump. Asimismo varias de las discusiones que tuvieron el mandatario y la embajadora se hicieron públicas, como lo fueron las posiciones contrapuestas respecto del nominado a la Corte Suprema, Brett Kavanaugh, donde la diplomática optó por destacar la importancia de escuchar a las víctimas. Ya en diciembre de 2017 había indicado que las mujeres que acusan al propio Trump de conducta sexual indebida deben ser escuchadas.
El anuncio de ayer provocó un elogio generalizado a Haley por parte de sus compañeros republicanos, sin embargo, algunos legisladores expresaron su preocupación por la renuncia. El senador Bob Menéndez (N.J.), el demócrata de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, instó a la Casa Blanca a nombrar inmediatamente a un sucesor. “El anuncio de hoy de que la embajadora Haley está renunciando es otro signo más de la caótica política exterior de la Administración Trump”, dijo Menéndez en un comunicado publicado en The Washington Post. “Estoy profundamente preocupado por el vacío de liderazgo que deja y el impacto en la seguridad nacional de su partida en este momento de desorden continuo para esta Administración”, continuó.
Haley es la última renuncia en una turbulenta Casa Blanca, donde en menos de dos años Pompeo es ya el segundo secretario de Estado y John Bolton el tercer asesor de seguridad nacional. Además, su dimisión ocurre a semanas de las elecciones legislativas de medio mandato, donde está en juego el control del Congreso a manos de los republicanos.