Un destello es un resplandor de luz intensa de una duración muy corta. Como un fogonazo que llega, arde y se va. Un destello del futuro sería una pequeñísima visión del porvenir, un albor chiquito por el cual espiar lo que vendrá. El futuro, eso que conmueve por desconocido. Los Pels llamaron a su tercer larga duración Destellos del futuro, como el tema que promedia el disco. “Es el título de una de las canciones más antiguas, y que les escribí a mis hijos, en la que me propongo como un acompañante de ellos en el camino hacia el futuro. Hay frases muy elementales que remiten al presente y esos destellos son lo único que tenés, son esos momentos que perduran en el tiempo. El resto es todo presente”, dice Agustín “Tingo” Zucal, cantante y guitarrista.
Ni bien terminaron de grabar Destellos del futuro, Los Pels viajaron a Berlín para mezclarlo, pero al pisar el estudio cambiaron de parecer. “Era como los estudios de radio y televisión de la Alemania soviética, Alemania oriental, un lugar increíble, lleno de edificios gigantes onda art decó. Cuando llegamos nos pareció que era una picardía estar ahí para ponernos a mezclar, que es bastante aburrido; estás con la consola y la computadora. Pegamos un volantazo y grabamos”, cuenta. Consiguieron equipos, algunos instrumentos, eligieron canciones nuevas y otras viejas, ensayaron durante toda la semana y el finde grabaron el EP Funkhaus (2017), haciendo mención a esos estudios. Durante ese tiempo el nuevo disco estuvo pausado pero no se demoraron en retomarlo.
Tras producciones más rebuscadas, laberínticas o complejas, como el trabajo anterior, Gospels (2015), la idea con Destellos al futuro fue bajar la vara en el sentido de hacer un disco más despojado y básico aunque conservando esa marca de “suave psicodelia”, señala Tingo. “En ese sentido, si tuviera que encontrar algún parecido a algo grabado anteriormente, sería Honeycomb de Frank Black (Pixies), en donde nuestro héroe, despechado por una dolida separación, armó una banda con músicos expertos en folk norteamericano y se despachó con un disco hermoso, vestido de música sureña, pero con el típico rebusque de sus armonías y estructuras”, compara.
En el segundo track, Cortina para un programa de televisión, aparece una voz ajena que rompe la cadencia amable de los arreglos vocales del principio: la del el mítico Litto Nebbia. En 2013, cuando reabrió La Perla del Once antes de que el neoliberalismo la reemplazara por una cadena de pizzerías en 2017, La Perla Irregular, conformada por algunos integrantes de Los Pels, funcionó como la banda de Nebbia. “Después Litto nos convocó ya como Pels a formar parte de un disco homenaje al rock mundial que estaba en sus manos en ese momento y todavía no vio la luz. Grabamos nosotros y también Los Reyes del Falsete”, cuenta Tingo.
Los Pels son la banda que seguirá siendo nueva a pesar de tener quince años de trayectoria, tres discos editados y dos EP. Ellos se definen como bichos raros, tal vez por el prejuicio de ser de Zona Norte: “Siempre grabando o teniendo buena repercusión, buenas reseñas, la gente que tiene que decir algo lo dice... pero así y todo nunca logramos pasar la barrera de la banda que toca para pocos”. Eso en algún momento los preocupó hasta que se hicieron cargo de que era un rasgo de su identidad, una estampa que los define. Por eso nunca los detuvo nada. Y por eso encontraron destellos que se prolongan en el tiempo, arden y se replican en el futuro. “Desde hace quince años nos juntamos todas las semanas”, dice Tingo y se sincera: “Seguimos y, me parece, con una obra linda”.
* Los Pels tocarán el sábado 8 de diciembre a las 22 en Espacio Los Incas, Avenida de Los Incas 3535.