Roger Waters también dijo Ele Nao. El rockero conocido por su activismo político criticó en un concierto en San Pablo, el martes por la noche, al ultraderechista Jair Bolsonaro, que disputará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil. Los presentes hicieron evidente la polarización que existe en el país cuando se dividieron entre los que abuchearon y los que aplaudieron al ex miembro de la banda británica Pink Floyd.
“Yo preferiría no vivir bajo la reglas de alguien que cree que la dictadura militar es una buena cosa. Recuerdo los malos días de Sudamérica durante las dictaduras y fue algo feo”, dijo Waters. El músico admitió, no obstante, que no era su papel decir a quién los brasileños tienen que votar el 28 de octubre, pero que sí lo era alertar sobre el resurgimiento del fascismo en todo el mundo. Waters, que en su gira mundial ha hecho críticas a políticos del mundo que considera fascistas, pronunció un discurso en el que pidió al público resistir ante quienes defienden el antisemitismo, la destrucción del medio ambiente y la tortura, entre otros.
Al final del clásico “Another brick in the wall” -que concluyó con un coro de niños vistiendo camisetas con la palabra “resist” (resista)- comenzó a exhibirse en la pantalla gigante una lista con líderes mundiales que Waters calificó de neofascistas, en la que incluyó al candidato a la presidencia de Brasil, así como al presidente estadounidense, Donald Trump. En la misma pantalla fue expuesta la frase “Ele nao” (Él no), que se ha convertido en un lema entre los brasileños que rechazan a Bolsonaro, un defensor de la dictadura militar y conocido por sus declaraciones machistas, racistas y homófobas.
Mientras parte de los espectadores irrumpió al grito de “Él no”, otra parte respondió con “Fora PT” (Fuera PT), en referencia al Partido de los Trabajadores, la formación que postula a Fernando Haddad, y que lidera el encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro, que obtuvo el 46,03 por ciento de los votos el domingo, tendrá que dirimir la Presidencia brasileña en una segunda vuelta el 28 de octubre próximo con Haddad, que recibió el 29,28 por ciento, debido a que ninguno de los candidatos obtuvo más de la mitad de los sufragios en la primera vuelta. Para hacerse con la jefatura de Estado, ambos políticos deberán sumar alianzas con los demás partidos.
En la distribución de apoyos, Haddad ha sido el más beneficiado ya que recibió el respaldo del Partido Socialista Brasileño (PSB, séptima minoría en la Cámara con 32 diputados) y del Partido Socialismo y Libertad (PSOL, 10 diputados), cuyo candidato fue el activista Guilherme Boulos, que sólo recibió un 0,58 por ciento de los votos.
Bolsonaro, por su parte, sólo ha recibido hasta ahora el respaldo del Partido Laborista Brasileño (PTB), una formación salpicada por numerosos escándalos de corrupción y que sólo contará con 10 diputados en el futuro Congreso.
Ayer, cinco partidos políticos anunciaron su neutralidad en el próximo balotaje: Demócratas, Partido de la República, Partido Republicano Brasileño , Partido Popular Socialista y Podemos. Estas formaciones aclararon no apoyaban las propuestas ni del ultraderechista ni de Haddad.
La mayoría de dichas formaciones formaba parte de la coalición que postuló como candidato a Geraldo Alckmin, del PSDB y que en las elecciones del domingo quedó en cuarto lugar, con un 4,6 % de los votos, pese a que contaba con el apoyo de una amplia coalición de partidos de centro.
El propio PSDB, uno de los partidos más tradicionales de Brasil y que gobernó el país entre 1995 y 2002 con Fernando Henrique Cardoso, anunció el martes su decisión de permanecer neutro en la segunda vuelta por no apoyar a ninguno de los dos candidatos en el balotaje.
El primero en anunciar su neutralidad este miércoles fue el centroderechista Demócratas, un tradicional aliado del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y que contará con 29 diputados en la próxima legislatura, que aclaró que liberó a sus integrantes para que, según dijo, siguiendo sus convicciones, apoyen a uno u otro candidato. Agregó que quiere ayudar a construir un nuevo Brasil en el que las coaliciones partidarias no dependan de la distribución de cargos, pero en su comunicado hizo duras críticas al PT por los sucesivos escándalos de corrupción que ha protagonizado.