Con una gran diferencia de jerarquía, el seleccionado argentino venció 4-0 al de Irak, en un amistoso disputado en el estadio Príncipe Faisal Bin Fahd de la ciudad saudí de Riad. En el primer tiempo, Lautaro Martínez abrió la cuenta, mientras que en el complemento el ingresado Roberto Pereyra, Germán Pezzella y ya en el descuento el también ingresado Franco Cervi redondearon la goleada. De esta manera, el equipo conducido por Lionel Scaloni cumplió con el trámite de vencer a un rival muy inferior, antes del gran duelo del próximo martes, cuando se enfrente al Brasil que capitanea Neymar e irá con todas sus estrellas.
La Selección sigue con su objetivo de tratar de darle una buena circulación al balón, tal como ocurriera en los duelos ante Guatemala y Colombia. Esta vez tuvo muchas facilidades al enfrentar a un rival que no lo presionó para forzar errores en el traslado y por eso se jugó casi siempre en campo del elenco iraquí. Sin embargo, ese dominio territorial no se tradujo en grandes ocasiones de gol y tampoco en un elaborado juego colectivo.
Sí se vieron combinaciones interesantes entre dos ex Racing: Martínez (siempre lúcido para tirarse atrás) y Acuña (con muchas facilidades para proyectarse en su rol de lateral izquierdo), además de algunos chispazos de Vázquez y de un correcto Paredes, de cuyos pies nacía un preciso primer pase a algún compañero.
La apertura del marcador llegó luego que Dybala desde el centro de la cancha abriera la pelota a la izquierda para Acuña, cuyo centro fue conectado de cabeza por Martínez para poner en ventaja a la Argentina.
En el complemento, Scaloni aprovechó la ventaja y realizó tres variantes de movida al decidir que ingresen Salvio, Ascacíbar y Pereyra. Precisamente el tucumano, en la primera llegada que tuvo Argentina, liquidó el pleito tras gran maniobra personal de Dybala, que dribbleó entre tres iraquíes y cedió a Pereyra, que en su regreso a la Selección mostró aspectos interesantes y definió de derecha junto a un palo.
A diferencia de lo ocurrido en la etapa inicial, donde jugó muy estacionado por derecha, Dybala se movió sin una posición fija y fue el que hizo jugar al equipo en ofensiva.
Por otra parte, a excepción de un centro en el que Chiquito Romero –casi un espectador más– dejó dudas y generó cierto riesgo, Argentina nunca pasó sobresaltos ante un adversario definitivamente inferior.
Scaloni metió más cambios, pero el juego del equipo continuaba la misma tendencia y puso la frutilla al postre sobre el final luego de un corner ejecutado por el ingresado Cervi y Pezzella, tras un doble cabezazo dentro del área asiática, metió el tercero. Ya en el descuento, el propio Cervi inició una corrida casi desde mitad de cancha y de zurda cerró la cuenta.