Un año después de haber sido detenida como mula, una mujer boliviana logró que le permitieran viajar a Bolivia a despedir a su hijo de 13 años, que sufre un cáncer en su fase terminal. La mujer había cruzado la frontera transportando un kilo de cocaína y fue detenida en Jujuy hace un año. Desde ese momento reclamaba desesperadamente a través de la defensoría oficial que la dejaran salir para ver a su hijo. Al chico le habían indicado que debía hacerse un tratamiento de quimioterapia. La mujer no tenía cómo pagarlo y decidió hacer de mula para poder reunir el dinero. Pero la detuvieron en Jujuy. El juez jujeño, Eduardo Hansen, y la Cámara salteña (Guillermo Elías, Mariana Catalano y Alejandro Castellanos) demoraron el expediente prácticamente un año. La defensoría oficial, a cargo de Andrés Reynoso, logró presentar pruebas de la enfermedad del hijo coincidente con el viaje de la mujer, pidió anular el proceso y solicitó la excarcelación. Y, finalmente, una medida extraordinaria de excarcelación para viajar a despedir a su hijo, a quien ya le habían amputado la pierna y que ya se encuentra en una fase terminal. Esta semana, el expediente regresó de la Cámara, el fiscal apoyó el pedido avalado por el asesor de menores de Jujuy. Y, finalmente, ayer la mujer fue autorizada. Anoche, en un trámite relámpago de la Defensoría, se obtuvo un pasaje, se coordinó con las autoridades de Bolivia, y partió a encontrarse con su hijo. En 30 días deberá estar de regreso.
Claudia es el nombre de la mujer de 33 años. El año pasado se enteró que su hijo, de 13, tenía un tumor en un hueso de la pierna, cuando lo llevó a hacerle una revisión por un dolor. Los médicos le indicaron que iniciara un tratamiento de quimioterapia, que no tiene cobertura social. Claudia, que trabajaba realizando tareas de limpieza en casas de familia y no podía reunir el dinero para pagar los costos, entró en desesperación.
Hasta que finalmente le propusieron que transportara dos valijas desde Santa Cruz de la Sierra, donde vivía, hasta Liniers, en la ciudad de Buenos Aires. Las valijas tenía un doble fondo donde transportaba poco más de un kilo de cocaína entre ambas.
Cruzó la frontera, llegó a Orán y desde allí se dirigió a Güemes en remís, desde donde tenía pasaje en micro para viajar hasta Buenos Aires. Pero a la altura de Ledesma, en Jujuy, la detuvieron, encontraron la cocaína y quedó detenida. Una más de las 1477 mujeres que conforman la población carcelaria femenina involucrada en casos de drogas como mulas, que representan el 41 por ciento del total de las mujeres presas en cárceles federales, y constituye el principal delito de esa población. Un delito atravesado por el género, ya que, del lado de la población masculina de cárceles federales, la proporción es ostensiblemente menor y ocupa el 5º lugar.
Las penas a las que son sometidas las mujeres por casos de drogas son, mayoritariamente, menores a los cuatro años. Es decir, la mayor parte de las mujeres presas están detenidas por drogas, y de esa cantidad, las que cumplen condenas ocupan el último escalafón en la estructura de la venta de drogas, que es el transporte (mulas). “Lo hacen en condiciones pésimas, muchas apenas si saben unas palabras en español, no tienen idea de lo que transportan, viajan en micros y sin ningún tipo de preparación. Les dan una valija o cargan en su cuerpo las drogas, y son lanzadas a su suerte”, señaló a PáginaI12 Andrés Reynoso, defensor oficial federal de Jujuy.
En el caso de Claudia, además, la mujer pudo demostrar que el viaje lo había decidido después de enterarse de la enfermedad de su hijo, demostró su incapacidad para pagar el tratamiento, presentó certificados médicos de Santa Cruz de la Sierra en la que se diagnosticaba el cáncer, fotos de su hijo desmejorado y el contraste de las fechas.
“Estaba demostrado que cometía un delito para evitar un mal mayor, que era evitar la muerte de su hijo”, agregó Reynoso. “En todos los casos lo que se declara es que la desesperación económica motiva a cometer la infracción a la ley, pero es muy difícil que se pueda demostrar. Pero este caso es excepcional, porque se pudo demostrar. ¿Sabe lo que respondió la Cámara cuando presentamos los certificados médicos? Que la fotocopia que había presentado era simple. Uno de los motivos esgrimidos para rechazar el pedido de excarcelación”.
Después de que Hansen rechazara los pedidos de Reynoso, el defensor apeló y el caso pasó a la Cámara de Apelaciones de Salta, que mantuvo el expediente sin respuesta durante medio año. Esta semana, el expediente llegó de regreso a Jujuy, rechazando el pedido de excarcelación, pero sin expedirse sobre la solicitud de una medida alternativa, que era la de una excarcelación transitoria para viajar a despedir a su hijo. Previamente, el asesor de menores Nicolás Escandar había propuesto la medida alternativa. Cuando tocó el turno al fiscal, Federico Zuleta, se expidió favorablemente, y el juez otorgó la medida.
Ayer, a contrarreloj, la Defensoría se conectó con la Defensoría en Salta, que aceleró los trámites en la frontera, logró coordinar con las autoridades bolivianas para el traslado desde la frontera hasta Santa Cruz, adquirió el pasaje desde Güemes, donde se encuentra alojada, hacia Salvador Mazza en la frontera con Bolivia, el cruce de frontera y su acompañamiento hasta la vivienda en Santa Cruz.
En 30 días, Claudia deberá regresar para enfrentar el proceso y en caso que corresponda, el juicio. Por el momento, despedir a su hijo es lo único que le concedieron. Una ventana humanitaria de 30 días en la justicia federal.