Un mito de origen atrapante con el viaje sin horizonte que en 2011 Mariano Abelenda inició guitarra al hombro hacia Córdoba y terminó en Brasil, donde comenzó esta historia. A la vuelta, un ciclo de zapadas en su Ramos Mejía de origen que sirvió para conocer a otros músicos. Luego discos prolijos y experimentales con formaciones mutantes pero solventes. Más adelante una puesta en escena que, al decir de Wallas de Massacre, une “lo bailable con lo spinettiano”. En el medio, giras mágicas por la Patagonia y ciclos propios en Buenos Aires. Y, por último, Cuero, un álbum que da sentido artístico a toda esa historia poniendo las cosas en claro: Fiero es, definitivamente, una banda que deberías escuchar. O la respuesta a los que protestan porque el rock perdió creación, novedad, sangre y fuego.
El grupo presentará el disco en noviembre en Lucille, en Palermo, barrio que tomaron como frecuente a partir de la Fiesta Fiera que organizan en el Lado B de Niceto Club. Consolidado como cuarteto con Juan Manuel Batista en bajo y Sergio Vasermanas y Sebastián Corso en baterías, percus y sintetizadores, Fiero se hace cargo en Cuero de todo su potencial creativo y va al frente con un discazo que profundiza su impronta rockera en la búsqueda del groove y el vértigo, pero sin desdeñar todas las posibilidades que ofrece la tecnología, que van desde loops y máquinas de ritmo hasta el sonido de una cascada o audios de WhatsApp. El lujo es valvularidad: criados entre el rock tradi y las zapadas en la era digital, los músicos de Fiero se mecen entre el bit y el beat sin que el columpio pierda su cadencia. Ritmo y audacia, orden y aventura; valores importantes a la hora de hacer rock o subirse a una hamaca.
Después de Trueque en pelotas, Vermú en pelotas y Sopa de perdedores, Fiero depura su discografía con un álbum que en realidad iba a triplicarse en un juego de palabras que deconstruía sus múltiples facetas. “Cuero crudo era el disco rockero, Cuero sintético se apoyaba en lo electrónico y Cuero suave quedaba para el formato de canción más convencional”, explica Mariano Abelenda. “Pero finalmente decidimos sacar uno sólo por un tema de costos. Los gastos no tienen que ver únicamente con las copias, sino también con trámites legales para que la obra quede debidamente registrada. En la música nos gusta evitar cualquier limitación de estilo, pero al mismo tiempo buscamos ser prolijos en todos los sentidos posibles. Eso lleva tiempo y dinero, algo que no siempre se tiene.”
Cuero es de esos discos que merecen ser escuchados en vinilo, un formato en el que los músicos de Fiero quisieron publicar, conscientes también de que ya no es un asunto de la nostalgia vintage sino que se ha convertido en una salida comercial a tener en cuenta. Venía todo bien… pero pasaron cosas: “La disparada del dólar fue durísima para todos los que editamos de manera independiente, aunque por suerte ya habíamos pagado antes una tirada en CD”, cuenta Abelenda. “Mil discos hermosos que difícilmente podamos volver a sacar por un buen tiempo. Cuero es lo que nos dio el cuero sacar y así lo mostramos, orgullosamente.”
* Sábado 17 de noviembre en Lucille, Gorriti 5520.