Desde el 1° de enero al 25 de septiembre de este año se registraron 200 femicidios en nuestro país, esto es uno cada 32 horas. Solamente en la provincia de Chubut hubo tres crímenes de mujeres en lo que va de 2018 y un tercio de la población cayó bajo la línea de la pobreza, porción dentro de la cual las más perjudicadas son las mujeres, con salarios 37 por ciento más precarizados que los de sus pares varones en los mismos trabajos. Las Líneas 137 y 0800-222-1717, a cargo del Ministerio de Justicia de la Nación, para denunciar violencias, perdieron un 24 por ciento del presupuesto en relación con el año pasado y el compromiso general del Estado en políticas públicas que equiparen derechos y oportunidades deja mucho que desear (sólo por nombrar un ejemplo, el programa Hacemos Futuro Juntas, que representa la continuación del Ellas Hacen, perdió un 44 por ciento de su presupuesto). Estas son algunas pocas líneas del contexto en el cual se reunirán a partir de hoy y hasta el lunes, más de 50 mil mujeres, lesbianas, trans y travestis para tramar estrategias de empoderamiento y articulación de energías y recursos, en un año atravesado por la pelea por el Aborto Legal Seguro y Gratuito que se irradió a toda la región y la irrupción de las derechas más misóginas, como la que representa Bolsonaro en Brasil. La provincia de Chubut fue elegida como reconocimiento y visibilización de las mujeres originarias de naciones indígenas, que vienen luchando sostenidamente porque el Encuentro cambie a Plurinacional y reconozca sus ancestrales luchas. Hasta hoy, las tensiones y resistencias para este cambio están en juego: las plenarias fueron muy complicadas en los últimos días y se espera una definición en el transcurso del Encuentro, con representantes del movimiento de Abya Yala de toda la región haciendo fuerza y planteando el debate, que todavía continúa.
Para muchas es la primera experiencia en un Encuentro, algunas vienen de muy lejos y otras juntaron peso por peso para llegar, por eso impactó tanto el femicidio de Patricia Parra, de General Roca, dos días antes de partir para Trelew y sus compañeras viajaron para seguir poniéndole el cuerpo a la lucha contra las violencias que matan una mujer por día. Lola Romero, de 20 años, que es una de las protagonistas del discurso que la semana pasada puso de cabeza una de las instituciones educativas más prestigiosas de nuestro país, el Colegio Nacional de Buenos Aires, viaja por segunda vez a un Encuentro, y va a participar de “Mujeres y Universidad”, “Mujeres y Educación” y “Mujeres y ESI”, tres de los 74 talleres de la nómina. “Más allá de nuestras experiencias personales y la ideología que tenemos encima y las ganas de construir, hay un montón de gente que vino trabajando, que ideó la ESI y que trabaja aplicando el Protocolo de Acción contra la Violencia de Género y que hizo de eso su trabajo hace años, por eso me parece interesante conocerlas y seguir informándome. Es claro que la Educación Sexual Integral tiene que ser feminista. Creo que se está transformando la manera que tiene la sociedad de recibir este tipo de denuncias y esto cambia completamente las reglas del juego, pero como está ocurriendo en este momento, es fundamental que nos juntemos a pensar, reflexionar y ver cómo seguir”. La herramienta del escrache es uno de los ejes que más interesan a las más jóvenes, así como seguir pensando en lo que viene después del 8A. Algunas de las que viajan también se acercaron a este diario por las denuncias contra la banda de rock Onda Vaga y el modo en que quieren vehiculizar esas denuncias, “porque no sólo nos preocupa el ‘castigo’ que puedan tener legal o socialmente sino para pensar el escrache de un modo más orgánico y menos expuesto para nosotras. Hay que ponerle cerebro y organización a esta herramienta para que adquiera el estatus político que se merece”, explica Valeria L., que viajó 24 horas en micro para llegar a destino.
Algunas fueron requisadas tres veces, como había prometido el gobierno de Federico Massoni, y otras ninguna, pero está claro que el operativo de seguridad está activo en toda la provincia. Varias iglesias e instituciones estatales están valladas, ayer por la tarde intentaron desalojar de la plaza principal a un grupo de artesanas que habían llegado de Jujuy con productos para vender, pero lograron quedarse.
Para Alma Fernández, el Encuentro implica la reunión con las compañeras trans y travestis de todo el país y el recuerdo de Lohana, “quien luchó fuertemente para conseguir un taller para nosotras las travas. Los temas de nuestra agenda son muchos y viejos: salud, trabajo, vivienda y educación. Somos las más excluidas y somos las que en las mesas políticas y de debate feminista estamos más afuera. Por eso no podemos faltar acá, y tenemos que ponerle el cuerpo a la lucha, aunque nos cueste”.