“Fueron mil días de todo. De ver cómo te roban el país, cómo te desarman la familia, de la injusticia que uno vive no sólo por la situación económica sino por la judicial, porque te llenan de causas, no respetan nada, te llevan por delante”. Con esa frase, precisa y contundente, Milagro Sala abre el documental Milagro. La película, que ayer fue estrenado y presentado por sus directores y guionistas Martín Adorno y Cynthia García, justamente a mil días de la detención arbitraria de la dirigente social. El film, que recoge testimonios de familiares y abogados de la presa política, además de dirigentes políticos y referentes de organismos derechos humanos, se propone como un “material audiovisual urgente” que tiene como objetivo no sólo mostrar la degradada calidad de vida de Sala sino también desnudar los intereses económicos del gobierno de Jujuy, a cargo del radical Gerardo Morales. En las próximas semanas los responsables del material darán a conocer la agenda de proyecciones de la película, aunque ya adelantaron que hay “mucha demanda de verla a nivel internacional”.
La idea del documental surgió entre los periodistas y docentes de la Universidad Nacional de La Plata hace poco más de un año aunque los últimos registros los tomaron hace poco, en uno de los cinco viajes que hicieron para rodar. “Mientras hacíamos la película nos dimos cuenta de que se venían los mil días y que teníamos que dejar para lo último algunos de los testimonios, porque todos los días pasan cosas que no queríamos dejar de mostrar”, cuenta a PáginaI12 García, también integrante activa del Comité por la libertad de Milagro Sala. Entre viaje y viaje, los también guionistas hicieron archivo, entrevistas e investigación, que luego volcaron y mecharon con las imágenes de la propia presa política, que en la película invita a los dirigentes políticos a “no bajar los brazos” porque “si nosotros no lo hacemos no lo va a hacer nadie más”.
El film tuvo su estreno en la sala más grande del Centro Cultural de la Cooperación, que cerca del mediodía se llenó de personalidades de la cultura, la política y el campo social. Que la sala se haya llenado fue una demostración de la importancia, como hecho político nacional, que tuvo y tiene la detención de Sala, producida aquel 16 de enero de 2016 a poco de la asunción al poder de la alianza Cambiemos. “Su prisión es el hecho fundacional del Estado represivo del gobierno de Mauricio Macri”, resumió ayer García, que en el documental aparece como entrevistadora y también como voz en off acompañando las imágenes en sepia que contrastan los millones de pesos que mueve el capital financiero en Jujuy con la pobreza de varios sectores sociales, aquellos a los que antes asistía y dignificaba la Organización Barrial Túpac Amaru que comanda Sala.
No es casual, en lo más mínimo, que a los diez minutos de comenzado el documental se hable del ingenio Ledesma y el clan Blaquier, señalado como el verdadero poder detrás de la gobernación de Morales. Tampoco lo es la inclusión de un spot de la empresa azucarera y de archivo periodístico que recuerda la participación de estos empresarios en episodios asesinos de la última dictadura cívico militar.
“Hay una decisión de eliminar políticamente a Milagro y eso es porque se planta desde hace muchísimo frente al statu quo del poder local”, desliza García como síntesis de lo que se ve en el material audiovisual. Como “detalle de color”, pero más aun como gesto político, es notorio el hecho de que la mayor parte de ese archivo que se muestra haya sido tomado de producciones viejas de la Televisión Pública y la agencia de noticias Télam, dos de los medios públicos que el gobierno se ha empecinado en vaciar.
¿Qué Milagro se ve en el documental? “Una Milagro colectiva, una que renace al calor de lo grupal”, dice García, que destaca lo “impresionante” que es ver a Sala “resurgir y renacer frente al poder oligárquico actual”. “Hay algo muy fuerte en la película que es ver los rastros de la infancia en Milagro, no desde una cuestión cronológica (las imágenes de la dirigente son actuales) sino conceptual. Milagro tiene algo de niña, algo de enfrentarse al poder sin miedo como cuando los más chicos arremeten sin miedo contra lo que hace mal”, desliza la periodista de La García, equipo que forma parte de la producción ejecutiva del film.
Con enfoques variados, la película –filmada entre Jujuy y Buenos Aires– incluye testimonios del periodista y presidente del Cels, Horacio Verbitsky, el juez Eugenio Zaffaroni, la abogada Elizabeth Gómez Alcorta, de diputados y diputadas de la oposición jujeña y de la familia de Sala, entre otros, que construyen en paralelo la historia de dos encierros: el de la diputada del Parlasur y el del pueblo jujeño, rehén de un gobierno manejado por las grandes empresas y que llegó al poder por una alianza decidida a terminar con cualquier intento de redistribución de la riqueza y de intento de equidad a nivel social.
Al final de la proyección, y como parte de un panel de cierre que también integraron Adorno, los abogados de Sala y algunos de sus compañeros y compañeras de la Tupac, García dijo una frase que resumió el potencial de Sala y el objetivo del flamante documental: “La fuerza de Milagro, que rompe permanentemente con el verosímil establecido y que molesta al poder económico y político, es lo que en definitiva queremos mostrar”. Un rato después, como una forma de ponerle cuerpo a eso, los y las invitadas a la proyección de la película se tomaron una foto con la foto de Milagro y un grito colectivo que fue en esa dirección: “¡Libertad a Milagro Sala! ¡Libertad a todos los presos políticos!”.