Desde Trelew
“¡Señor, señora, no sea indiferente, se matan las travestis en la cara de la gente” coreaba la cabecera de una marcha que es inédita en la historia de los Encuentros en el cronograma oficial, pero que se viene realizando de distintos modos, autogestivos y espontáneos, en las últimas experiencias en Chaco, Rosario y Mar del Plata. El de 2015 fue el último Encuentro para la referente travesti Lohana Berkins, y el que terminó, apenas un día después de su finalización, con la noticia del terrible crimen de otra activista reconocida y admirada para tantxs: Amancay Diana Sacayán, creadora del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (M.A.L) y promotora de la ley de cupo laboral trans que hoy lleva su nombre. Su asesinato, cometido entre el 10 y 11 de octubre de aquel año del Encuentro en Mar del Plata, sentó jurisprudencia para nombrar lo que hasta ahora venía enmarcándose bajo carátulas mentirosas. Lo de Diana fue un travesticidio, “un crimen de odio”, como dijo su hermano, Say Sacayán, con el aplauso y la emoción de la Plaza Feminista que fue el corazón del Encuentro, con feria, talleres, carpas y actividades durante todo el día que vistieron de verde la ciudad de Trelew e irradiaron a centenares de personas a los talleres en las escuelas.
A las 18, la activista Alba Rueda rompió el hielo con el micrófono en mano porque puntualmente se estaban congregando de a decenas en el medio de la plaza: ella fue quien evocó la figura de Lohana, “quien supo traer a esta marcha al sujeto político travesti” como dijo. Para Rueda fue ella, Diana Sacayán y Marlene Wayar quienes supieron dar los primeros debates para combatir una visión de feminismo biologicista, una visión de feminismo que excluye a las identidades disidentes. “Logramos ponernos en agenda y empezamos a debatir pero hace falta seguir debatiendo y hace falta que marchemos todes contra este travesticidio social” dijo y encendió el aplauso. Este año, en Argentina, 50 travestis fueron asesinadas y sus nombres quedan invisibilizados en una lista que solo el movimiento que las cobija recuerda en voz alta, como el de Marcela Chocobar, asesinada el 6 de septiembre de 2015. “Pedimos visibilizar su crimen, que no quede impune, y que sea referencia y sirva para acompañar a muchas compañeras más” como dijo su hermana Gabriela. Para Rueda, un país que cuenta con una Ley de identidad de género pero que no la implementa de manera real y efectiva, un país que reconoce derechos formales pero no los cumple desde el gobierno nacional, “desde donde hay una bajada de línea donde nuestras realidades quedan afuera del sistema, tiene que marchar para decir que nuestras condiciones de vida deben ser modificadas, la ley de cupo laboral trans tiene que ser una realidad que proteja la vida de todas las travestis”. Con la emoción y el llanto contenido, pero llenas de colores y abrazos, arrancó la marcha desde Moreno y Lewis Jones y atravesó la ciudad para hacer historia en ésta, la primera vez que se celebra oficialmente. “Hace tres años éramos muchos menos y hoy queremos que quede instalada como una celebración, porque es una construcción colectiva” pidió otra de las referentes que habló en el inicio de la convocatoria, Alma Fernández, quien pidió acompañar a los familiares, organizarse para acompañar a las familias que están lejos y “usar la sentencia histórica de Diana para que los crímenes contra travestis y trans no queden en el pequeño círculo de tramas de nuestro colectivo y tengan la justicia que se merecen”.