La selección argentina tiene un técnico interino, con poca experiencia, con poco apoyo entre sus colegas (lo atacan desde distintas vertientes) y muy ambicioso. Lionel Scaloni está convencido de que bien podría quedarse en el cargo al menos hasta la Copa América. No es muy probable que esto suceda. A fin de año a más tardar, cuando el ‘Chiqui’ Tapia y Daniel Angelici terminen de dirimir la interna para saber quién es el que verdaderamente manda en la AFA habrá novedades. También se espera que antes del cierre de 2018 alguno de los DT que hoy se mencionan como candidatos modifiquen su reticencia. Marcelo Gallardo, por caso, seguramente se sentiría tentado si culminara su brillante ciclo en River con la obtención de la Copa Libertadores. Se sabe que hay otros entrenadores que ya fueron apalabrados y pidieron un poco de tiempo, para ver el panorama con mayor claridad antes de aceptar la designación.
En ese marco, la Selección dirigida por Scaloni se enfrentará mañana con Brasil en un amistoso que sirve para juntar unos dólares, y para poco más. El equipo nacional, conformado por muchos jugadores que recién empiezan a conocerse no cuenta con Franco Armani y Cristian Pavón, porque River y Boca piensan que la Copa Libertadores es su prioridad, lo cual es entendible en este contexto.
Enfrente, Brasil con sus figuras, en un proceso serio que no se alteró porque los resultados no fueron los esperados en el Mundial. ¿Qué puede pasar en ese partido? Los pronósticos no son auspiciosos. Argentina va muy de punto. De hecho, las casas de apuestas pagan 1,60 dólares por el triunfo brasileño, 3,80 por el empate y 5,50 por la victoria del conjunto nacional.
Una derrota será una mancha más en el historial del clásico, pero el peligro mayor es que por esas cosas que tiene el fútbol, Argentina termine ganando (no hay ninguna razón para descartar esa posibilidad). Detrás de ese supuesto triunfo se ve venir la avalancha de elogios a la gestión del técnico y a la ansiada renovación. Muchas de las palabras que se escriban y digan en ese caso, serán tiros por elevación apuntando a la cabeza de Messi y sus amigos con la repetida canción de que no ganaron las finales que jugaron. No habría que extrañarse, en el hipotético caso de una victoria, que se proponga la continuidad de Scaloni, la definitiva defenestración de los sobrevivientes de la antigua Selección, y se de paso a la idea de que el fútbol nacional resurge de sus cenizas. Eso es más o menos lo mismo que pensar que la crisis económica está resuelta porque bajó un poco el dólar.
El fútbol nacional necesita cambios estructurales, profundos. Un entrenador con personalidad, con un equipo debajo suyo que maneje con criterio las selecciones menores (la base de cualquier proyecto sólido). No garantizará resultados, pero si seriedad en la búsqueda.
Y de eso se trata. Lo demás es anécdota.