El reino de Arabia Saudita se preparaba ayer para presentar un informe en el que planea reconocer la muerte del periodista, Jamal Khashoggi, desaparecido desde el 2 de octubre, informaron medios estadounidenses. El periodista, según trascendió, murió en un interrogatorio que se les fue de las manos a las autoridades en el consulado saudita en Estambul. Según la cadena de televisión CNN, el gobierno saudita admitirá que planeaban interrogar a Khashoggi y llevárselo a Arabia Saudita, pero que el periodista fue asesinado por agentes que actuaron sin el visto bueno del reino y que pagarán por lo que hicieron. 

El diario The New York Times, por su parte, indicó que la versión que pretende difundir Riad consiste en que el príncipe heredero al trono, Mohamed bin Salman, había aprobado el interrogatorio de Khashoggi o incluso su secuestro y traslado al país, pero que un funcionario de inteligencia, que calificaron como trágicamente incompetente, había frustrado ese plan. De acuerdo con el periódico, ese funcionario al que se culpará del asesinato del periodista es un amigo del príncipe heredero. El rotativo neoyorquino cita a una persona familiarizada con los planes de Riad, mientras que la CNN atribuye su información a dos fuentes que no identifica. 

El periodista, crítico con la casa real de su país, vivía desde el año pasado en Estados Unidos –por temor a represalias– y escribía una columna en el diario The Washington Post. El 2 de octubre acudió al consulado saudita en Estambul a retirar unos documentos para poder casarse con su novia turca, quien se quedó esperándolo afuera del edificio. Desde entonces nada se sabe sobre su paradero. Las autoridades turcas aseguraron desde el principio que fue asesinado dentro del consulado, pero Riad afirmaba que desapareció cuando ya había abandonado el edificio.

El presidente estadounidense, Donald Trump, envió ayer (antes de conocerse los trascendidos) al secretario de Estado, Mike Pompeo, a Arabia Saudita para hablar con el rey Salman y ejercer presión para que se esclarezca el caso del periodista. Aún así, el mandatario había afirmado que el monarca negaba todo conocimiento de lo que le pudo haber pasado a Khashoggi. “Sólo puedo contarles lo que me ha dicho. Y ha dicho de forma muy insistente que no sabía nada”, dijo el magnate neoyorquino. “Me sonó como que tal vez esto debió ser obra de asesinos del hampa. ¿Quién sabe?”, agregó. Tampoco el príncipe heredero Mohammed bin Salman, muy cercano al asesor y yerno de Trump Jared Kushner, había dicho saber nada de la desaparición. 

El rey le dijo, además, al mandatario estadounidense que trabajaban estrechamente con Turquía para resolver el caso. En una conversación telefónica con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, el fin de semana (la primera entre ambos desde que estalló el caso), Salman agradeció a Erdogan su propuesta de que los dos países realicen una investigación conjunta, informó la agencia de noticias saudita SPA. 

Ayer, policías, forenses y fiscales turcos comenzaron a registrar el consulado de Arabia Saudita en Estambul y la casa del cónsul para esclarecer la suerte del periodista. Lo que se buscaba son principalmente rastros de ADN del periodista desparecido. Según el gobierno turco, Arabia Saudita ya había prometido la semana pasada que permitiría el registro del consulado, pero hasta ayer no había cumplido su palabra.

El caso desató protestas internacionales e hizo escalar la tensión entre Estados Unidos y su aliado saudita. Pese a las amenazas de Washingon, que fueron duramente respondidas por Arabia Saudita, Trump no quiso suspender un pedido de armamento. Riad es el mayor comprador de armas de Washington.

Varios países occidentales manifestaron, por su parte, su indignación por la desaparición. El domingo, los ministros de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Francia y Alemania exigieron en una declaración conjunta una investigación creíble de la desaparición del reportero. El gobierno español de Pedro Sánchez se sumó ayer a la preocupación internacional y pidió una investigación transparente y urgente sobre el caso.

A diferencia de Occidente, la Liga Árabe y varios países de la región, entre ellos los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Egipto, el Líbano y Jordania, expresaron su apoyo y solidaridad con el reino saudita. 

El caso amenaza con repercutir en un importante foro económico previsto en Arabia Saudita del 23 al 25 de octubre en Riad, conocido como el “Davos del desierto”. El presidente ejecutivo del banco JP Morgan, Jamie Morgan, y el presidente de la automotriz Ford, Bill Ford, anunciaron que no asistirán a la llamada Iniciativa de Inversión Futura, según informaron medios estadounidenses. Anteriormente ya habían retirado su participación varios medios de comunicación, entre ellos las cadenas CNN y CNBC y los periódicos The New York Times y The Financial Times, así como el director ejecutivo de Uber, Dara Khosrowshahi, y el cofundador de AOL, Steve Case.