Durante una entrevista presente en el documental de 2016 Bowie: The Man Who Changed The World que reúne material de sus últimos años de carrera, al duque blanco se lo ve bastante dubitativo rumiando algo que al final logra decir. Como si a la vez que lo dijera pensara en eso de que hay que tener cuidado con lo que se desea, lo larga: “Me gusta componer principalmente, daría mi brazo derecho. Quizá no mi brazo derecho, daría el brazo derecho de otro por poder encontrar a alguien que pudiera cantar mis canciones”. ¿Pura pose pseudo-humilde? Sea como sea: ese deseo hoy se está cumpliendo con creces. Desde comienzos de este año en Europa, en Norteamérica, y desde hoy mismo en Sudamérica, arrancando por San Pablo y aterrizando mañana en Buenos Aires, ha estado tomando vida el mega-tributo llamado “Celebrating David Bowie”

Desde el sitio del evento lo describen como un colectivo de “siempre cambiantes” amigos musicales de este amado marciano que se reúnen para interpretar sus canciones, a su estilo. En este sentido lo que estaríamos por ver parece estar bastante lejos del potpourri que se mandó Lady Gaga en los premios Grammy, allá por 2016. Ahí el punto fuerte era el Bowie visual con una Gaga montada al estilo Aladdin Sane, el rayo partiéndole la cara. En este caso, aunque no haya presencia femenina confirmada durante la parada argenta de este tributo-monstruo, se entiende que la propuesta tiene un tono más cercano a la sentida versión de “Life on Mars?” cantada por la talentosa Lorde, hacia la cual el mismo Bowie apuntó en algún momento tildándola como “el futuro de la música”. En esa presentación en los premios Brit de 2016 a la neozelandesa se la notó profundamente emocionada y agradecida de haber cantado con músicos de la talla de la impecable bajista y vocalista Gail Ann Dorsey, célebre por haber acompañado al alien David desde 1995 y hasta su muerte. La Dorsey, además de tener una voz y ejecución del bajo inigualables, cuenta con una presencia escénica magnética: remera musculosa y calva lustrosa perpetuas que siempre la hacen ver con la actitud de estar al mando de una misión en el espacio exterior, aunque simplemente esté tocando el bajo y coreando. Esa misma presencia se pudo ver en el Estadio de Ferro, ya hace más de 20 años, secundando a su capitán durante su segundo y último concierto en el país, allá por 1997. En fin, aunque esta vez esta gran bajista no será de la partida ni tampoco nuestro duque blanco por supuesto, algo de este estilo parecen estar cocinando, a partir de la muerte del homenajeado, estos músicos cercanos a su círculo profesional y amistoso para la celebración de mañana en Museum de San Telmo.

BOWIE SIN BOWIE

Más allá de las celebridades que estuvieron presentes en ediciones anteriores de “Celebrating…” (a un simple googleo de distancia, desde ya), el cerebro detrás de todo este festín es el guitarrista y vocalista Adrian Belew que, a falta del fallecido Mick Ronson, es uno de los grandes guitarristas vivos en la carrera de nuestra estrella y encabezará el cartel del show. Según la leyenda, en su periodo berlinés la Bowie se lo robó a Frank Zappa de su banda a fines de los 70s durante una gira alemana. Había un momento en el que Zappa se quedaba haciendo un solo de guitarra solo (valga la redundancia) en escena y nuestra mostra, que estaba en el backstage, se chamuyó al guitarrista ahí no más. Luego de eso, junto a Brian Eno con quién estaban produciendo el disco Lodger, lo reclutaron para que grabe guitarras en un estudio en Berlín. Según palabras del mismo Belew, la experiencia fue muy extraña porque el estudio no tenía comunicación visual con el exterior y además, en canciones como “D.J.” y “Red Sails” no lo dejaron escuchar los demos con anterioridad ni tampoco le dijeron en qué tono estaban las canciones. Querían grabar sus respuestas iniciales con la guitarra sin que él supiera qué iba a escuchar. Este hombre fue clara víctima de “accidentes planeados” por esas dos locas. Todo ese material luego fue editado generando ese salpicado de canciones pop bien retorcidas que caracteriza a ese disco. Pero ese no sería el final de la relación musical entre Belew y Bowie, también fue contratado durante la gira mundial SOUND+VISION de 1990, tocando el concierto final del tour en nuestro país en el estadio de River Plate. Al respecto, se puede encontrar en YouTube una simpática y brevísima entrevista que le hizo un entusiasmado Antonio Gasalla a un jetlagueado Bowie en Río de Janeiro antes de que el tour llegase al país. Ese mismo año, Belew y Bowie firmaron una canción juntos: “Pretty Pink Rose”, en el video de la misma se los ve a ambos tocando la guitarra en modo duelo y disputándose la atención de una dominatrix rusa con enaguas rosas que termina maltratándolos a los dos en un trío tristemente gracioso. La canción, lógicamente, fue sumada a la lista del concierto que se verá mañana.

EL CLUB DE LOS RAROS

En un tributo tan clásico a primera vista, con la reproducción casi completa de las canciones del célebre The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, puede resultar emocionante a priori que sumen a la lista canciones como la balada industrial “The heart’s filthy lesson”, presente en el disco mega-conceptual de 1995 co-producido con Brian Eno: “1. Outside”, sin embargo uno no puede evitar preguntarse quién cantará en vivo los bellos y oscuros coros susurrados por la Dorsey en la versión de estudio de la canción. Otro de los “siempre cambiantes” amigos que estará presente en Museum mañana, cantando varias de las canciones, es el histriónico vocalista de la banda de ska Fishbone: Angelo Moore. Se lo puede ver en un video promocional cantando una convincente versión de la fundamental “Ashes to Ashes”, logrando un registro vocal que no necesita imitar para lograr satisfacer. Su look y actitud de payaso para adultos bien lejos están de la Ziggy Stardust que poseyera la mente, la voz, el jopo y los pantalones (entre otras cosas) del duque apenas entre 1971 y 1973, alcanzando esos dos años para quedar en nuestras mentes para siempre. Entonces: ¿Para qué imitar lo que ni siquiera Bowie pudo ni quiso volver a transitar? El alien que lo poseyó esos años fue didáctico para él y para el resto del mundo, pensemos que fue una figura central y popular en esa época. Hito y precedente de la idea de género fluido (antes que arreglado o cambiado), pero no para unos pocos: sus canciones y su look fueron celebrados por masas. Lo más cautivante del asunto es el hecho de que, más allá de que look y canciones, cuerpo y alma, hayan ido siempre de la mano, el extraterrestre nunca dejó de hablar de su propio artificio. Nunca más claro que en la letra de “Rock ‘n’ Roll Suicide”, última canción del disco de Ziggy en la que termina repitiendo y repitiendo: “Emocionate conmigo y no vas a estar solo”, a lo que muy hábilmente el filósofo inglés Simon Critchley comenta que la manera de emocionarse de esa generación que le creyó fue sumarse al club de los raros, cuya forma de no sentirse solos fue comprar el disco y/o ir a sus shows.

Otro de los puntos que se festejan de este tributo es que haya incluido en varias de sus ediciones las canciones “Lazarus” y “Blackstar”, presentes en el último disco editado ¿en vida? de David Bowie. 

Otra gema que sorprende haber encontrado en la lista de temas de la última presentación del tributo, hace algunos fines de semana en el impresionante teatro Harpa de Reykjavik, es la balada de 1985 “This is not America”, firmada junto a Pat Metheny Group y todo un híbrido entre jazz rock y pop electrónico que recuerda en partes iguales a la imperecedera “Dreams” de Fleetwood Mac y a la bomba slow-disco de Marianne Faithfull: “Broken English”

Nos queda escuchar y ver, mañana en San Telmo, cómo se lleva adelante el difícil oficio de poner en presencia una ausencia. Sólo nos quedan las canciones. 

Celebrating David Bowie con Adrián Belew, Angelo Moore, Paul Dempsey y Michael Urbano, entre otros, se presenta mañana, sábado 20 de octubre en Museum Live, Perú 535.