Si Leonard Peltier lleva 40 años en prisión, el caso del activista portorriqueño Oscar López Rivera no está muy alejado de esa detención tan prolongada. Cumple 35 años de una condena que el presidente Obama decidió conmutar. Igual que el veterano líder de los pueblos originarios en Estados Unidos, pasó la mayor parte del tiempo en confinamiento solitario. En 1981 fue sentenciado por distintos cargos federales, entre ellos, conspiración sediciosa. O sea, por oponerse a las imposiciones de EE.UU. a la isla donde nació, que se gobierna bajo el estatus de estado libre asociado de la primera potencia mundial. Se había mantenido clandestino durante cinco años hasta que lo capturaron en un control callejero en un suburbio próximo a Chicago, donde vivía y aún tiene a parte de su familia. Bill Clinton ya le había conmutado la pena en 1999, pero el portorriqueño no aceptó la gracia presidencial. Doce integrantes de las FALN (Fuerzas Armadas de Liberación Nacional) y el grupo Macheteros habían sido elegidos por el ex presidente de EE.UU. para concederles el beneficio que López Rivera rechazó. El motivo para hacerlo fue que no alcanzaba a otros dos presos como él: Carlos Alberto Torres y Haydee Beltrán.
Ahora, con el reciente indulto de Obama, el prisionero 87651-024 –quien durante los últimos años ha estado encarcelado en la prisión de Terre Haute, Indiana–, deberá esperar hasta el 17 de mayo en que saldrá en libertad. Este veterano de la guerra de Vietnam, cumplió 74 años el 6 de enero último. Es de la misma generación de Peltier y las motivaciones de sus luchas han sido semejantes.