La última esperanza de Leonard Peltier para ser liberado era que estuviera incluido en la lista de indultos de Barack Obama. Pese a que el cineasta Michel Moore se lo acaba de pedir por carta al presidente todavía en ejercicio, el activista por los derechos de los pueblos originarios de Estados Unidos continuará en prisión. Lleva detenido 40 años. Es el preso político más antiguo del país. Lo condenaron en 1977 por el crimen de dos agentes del FBI que niega hasta hoy. Si llegara vivo a 2024 –tiene 72 años– recién podría solicitar en ese momento su excarcelación. También reclamó su libertad en el pasado Nelson Mandela. Bill Clinton se la negó por presiones del Buró Federal al que pertenecían sus presuntas víctimas. Hasta el Dalai Lama se involucró en su causa. Amnistía Internacional pone su caso como ejemplo de “detención injusta” y lo ubica en el mismo plano del venezolano Leopoldo López y Milagro Sala. Un activista de esa organización que lo visitó en la prisión federal Coleman en Wildwood, Florida, dijo que Peltier lo despidió así: “Si no me indultan, voy a morir aquí y no de viejo”.

Obama se transformó en el presidente de EE.UU. que más indultos y reducciones de penas otorgó en la historia. En un solo día, el lunes pasado, firmó el beneficio para 231 reclusos. En esa nómina están desde la informante del ejército Chelsea Manning hasta el general de la Marina retirado James Cartwright, quien admitió haber mentido en un juicio, y el militante por la independencia de Puerto Rico, Oscar López Rivera (ver aparte). Esos fueron los casos más difundidos de la lista en la que no se incluyó a Peltier. El último intento para pedir su libertad lo hizo Moore. “Merece pasar sus últimos días en casa con su familia y su gente”, le escribió el famoso documentalista a Obama, quien además hizo otras peticiones como que finalice la persecución penal contra los consumidores de marihuana. El cineasta y activista del ala izquierda en el partido Demócrata, intentará entorpecer mañana el acto de asunción de Donald Trump. O al menos, obligarlo a que no pueda tomar contacto con el público por temor a ser repudiado.

Como su colega Robert Redford en el pasado –hizo el documental Incidente en Oglala: la historia de Leonard Peltier– a Moore siempre le interesó la situación del dirigente indio nacido el 12 de septiembre de 1944. La película del también actor está basada en los hechos ocurridos en la reserva de Pine Ridge, Dakota del Sur, en 1975 y que terminaron con los asesinatos de los agentes Jack Coler y Ron Williams. El film de 1992 nunca se distribuyó en los cines estadounidenses.

Peltier, un ex integrante del American Indian Movement (AIM), pasó su infancia en la reserva Turtle Mountain, donde sufrió –como todos los niños y jóvenes de su condición– la pobreza más extrema y la exclusión de las políticas federales en la tierra de él y sus antepasados. A los ocho años lo separaron de su familia para internarlo en una escuela destinada a los niños de pueblos originarios. Ahí no se hablaba en su lengua nativa. Se lo alejó de sus costumbres. La rebeldía contra ese despojo lo llevó hacia el AIM, que lucha todavía hoy por sus reivindicaciones ancestrales.     

Involucrado de lleno en el conflicto, soportó el previsible rechazo del gobierno de Richard Nixon después de una marcha hacia Washington. Su organización pasó a ser considerada extremista. El FBI comenzó a monitorearlo y como a toda su organización, lo ubicó bajo la tutela del Programa de Contrainteligencia Cointelpro (1956-1971). Ahí fueron a parar desde Martin Luther King hasta el Ku Klux Klan. Lo mismo daba un líder por los derechos civiles y la organización supremacista que hizo un desfile para festejar la victoria de Trump en las elecciones.             

A Peltier lo tenían tan apuntado que cayó detenido por primera vez en 1972. Lo acusaban del intento de asesinato de un policía en Wisconsin. Estuvo preso cinco meses, no se presentó a juicio y escapó. No para ocultarse y sí para militar en la causa de la nación Kootenai y las mujeres del pueblo navajo. Hasta que el 26 de junio de 1975, en la reserva de Pine Ridge, resultaron muertos los dos agentes del FBI y el indio Joe Stuntz en un tiroteo. El preso más antiguo de EE.UU huyó hacia Canadá, desde donde fue extraditado. 

Un tribunal lo condenó a dos cadenas perpetuas basado en el testimonio de una mujer: Myrtle Poor Bear. Dijo que era la novia de Peltier. Ahora, a 42 años de aquel episodio, organismos de derechos humanos sostienen que la acusadora no conocía al acusado y ni siquiera había estado durante el asesinato de Coler y Williams. “La única cosa de la que soy culpable es por luchar por mi pueblo. Yo no maté a esos agentes”, declaró una vez el hombre por quien reclamaron su libertad varios premios Nobel, actores, músicos, escritores y activistas de diferentes nacionalidades.

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