En agosto de 2010, la investigación de Carrasco fue publicada en la revista científica estadounidense Chemical Research in Toxicology (Investigación Química en Toxicología). La campaña de difamación nunca terminó. El Conicet le prohibió una charla en la Feria del Libro, la Facultad de Exactas de la UBA no permitió su seminario sobre ciencia crítica y el Conicet presidido por Roberto Salvarezza le negó su promoción. Muchos científicos “reconocidos” le dieron la espalda a Carrasco. Al mismo tiempo, Carrasco recorrió territorios en resistencia contra el extractivismo, desde Esquel a Chiapas. Su nombre se transformó en bandera en decenas de organizaciones campesinas y familias fumigadas. “Habría que preguntar ciencia para quién y para qué. ¿Ciencia para Monsanto y para transgénicos y agroquímicos? ¿Ciencia para Barrick Gold y perforar toda la Cordillera? ¿Ciencia para fracking y Chevron? El Conicet está absolutamente consustanciado en legitimar todas las tecnologías propuestas por corporaciones”, denunció Carrasco en abril de 2014.
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