“Ahora nos queda el resultado final de tanta indagación artística”, escribió un año atrás en este diario Luis Felipe Noé. El artista plástico le hablaba a su colega Aníbal Cedrón, recién fallecido entonces, y dueño de una larga trayectoria que aunaba arte y militancia política. Ese resultado, esa indagación artística, se podrán apreciar desde hoy a las 19 en el Centro Municipal de Arte de Avellaneda (San Martín 797, de ese municipio bonaerense). Se tratará de un recorrido por la obra pictórica del artista, curada por Graciela Limardo.
Aníbal Cedrón nació en Santa Cruz en 1948, hijo de un pionero de la Patagonia –fundador de la Minera Aluminé–, aunque pronto se radicó en Buenos Aires con su familia. Se formó en el Colegio Nacional Buenos Aires, estudió y militó en las facultades de Arquitectura y Filosofía y Letras de la UBA, e incluso fue Secretario General del a FUBA. Expuso, entre otros espacios, en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, en el Centro Cultural de la Cooperación (allí junto a obras Carlos Alonso, Rodolfo Campodónico, Carlos Gorriarena y Luis Felipe Noé, declaradas Patrimonio Cultural por la subsecretaria de Cultura local) y tiene obra en el acervo del Museo Nacional de Bellas Artes.
Además de sus pinturas, Cedrón produjo obra como dibujante (ilustró para distintos suplementos del diario Clarín, las revistas La Maga y Encrucijadas) y dirigió algunas publicaciones culturales. Hizo radio y fue columnista en la revista Caras y Caretas. Editó libros de arte y hasta incursionó en la literatura con La memoria extraviada, que recibió una mención en el premio Casa de las Américas, que se entrega en Cuba.
También fue asesor artístico cultural de la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, impulsó el Fondo Metropolitano de Cultura, bregó por la pensión para escritores en el ámbito porteño (ya vigente) y buscó reconocimiento y cobertura de salud a los artistas visuales. Incansable, fue además coordinador y uno de los fundadores de la Unión Nacional de Artistas Visuales (UNAV). Esta síntesis de su recorrido en vida refleja su postura: la de que hacer arte también es comprometerse, participar y actuar. Y militar es un aspecto más del quehacer artístico. La exposición en Avellaneda busca reflejar eso y acercar al público la intensidad de su obra.