Luis Alberto Spinetta la admiraba. Pero no solo él. Pese a haber nacido en Japón, Kotringo recibe elogios argentinos por doquier. Ella confiesa que la mayoría de los usuarios de su fanpage de Facebook -después de japoneses, claro- son argentinos. “Cuando empecé a averiguar por qué razón sucedía esto, me enteré de que Claudio Cardone tocaba música mía en algunos conciertos, e imagino que ahí está la explicación. Con Claudio todavía no nos conocemos personalmente pero nos escribimos para intercambiar música y partituras, y ahora ¡por fin! vamos a tocar juntos”, refiere ella ante PáginaI12, sobre el puente humano y musical que no solo acercó sus músicas a Spinetta, sino también a Javier Malosetti, Gonzalo Aloras, Carlos Aguirre y el Mono Fontana, entre muchos otros músicos argentinos. No podría ser otro que Cardone, entonces, el que inevitablemente la acompañe en dos de sus seis presentaciones en la Argentina: la de mañana a las 21 en el Centro Cultural Parque España de Rosario y la del próximo domingo a las 20 en el Centro Cultural Kirchner. 

Los otros recitales de la japonesa serán esta tarde a las 19 en la Asociación Japonesa de Argentina (Independencia 732), junto a María Paula Torre y Santiago Tarricone; el martes 23, con Sebastián Macchi Trío, en La Vieja Usina de Paraná, Entre Ríos; el miércoles 24 a las 21.30 en Café Vinilo, secundada por otro peso pesado (el Mono Fontana), y el viernes en el Auditorio de la Universidad de La Plata, junto al grupo Cribas. “La primera vez que  escuché a Kotringo quedé deslumbrado”, admite Cardone. “De inmediato le mostré sus músicas a muchos amigos y todos quedaron encantados. Uno de ellos fue Spinetta, quien inmediatamente se hizo admirador de su música, así que para mí y todos sus seguidores en Argentina, que ella pueda venir a actuar aquí es un sueño cumplido”, detalló el tecladista, como una ágil y estratégica manera de introducir a Kotringo en el imaginario musical argentino. 

Otra manera –además de escucharla y verla, claro– es picar detalles de su historia. Nacida en Osaka como Rieko Miyoshi, Kotringo toca el piano desde los cinco años, compone desde los siete y, Berklee mediante, ha suscitado la atención del maestro Ryuichi Sakamoto, quien no solo empezó a producir sus músicas sino que la convirtió en figura de su sello discográfico. “Como productor él me dio opiniones válidas, pero lo que más me gustó es que me dejó actuar con plena libertad, me dejó hacer cualquier cosa, siempre con cierto criterio. Ambos hicimos varias músicas de películas, y en esto sí fue estricto, pero me enseñó mucho”, señala la pianista, tomando como ejemplo concreto la música I have to buy new shoes, película de Eriko Kitagawa, que se filmó en Francia y se estrenó únicamente en Japón.

La misión específica de Kotringo en la Argentina, en tanto, es mostrar Ame no hako niwa, su reciente producción discográfica. La traducción del título da algo así como lluvia en un pequeño jardín. Amplia ella. “‘Ame’ significa ‘lluvia’, y ‘hakoniwa’,  ‘caja jardín’, que es un juguete que consiste en una caja pequeña en la que podés colocar lo que quieras, y se la considera como un jardín ideal. Entonces, mi jardín es mi lugar en el mundo... es pequeño pero a mí me inspira. Además, el año en que grabé el disco fue de muchas lluvias e inundaciones, y quise dedicar esas músicas a la gente que tanto había sufrido, con el fin de alegrar sus vidas. Por otro lado, en contraposición, la lluvia es símbolo de vida. Pasado al plano musical esto da una convergencia entre piano y voz que, si bien bailan danzas diferentes, en algún momento convergen. A grandes rasgos diría que mi música es pop, pero no quisiera quedar encajada en ella… también me encantan la música clásica y el jazz”, sostiene Kotringo, que también dirigió la música del film En este rincón del mundo, de Sunao Katafuchi.   

–¿Qué significa para usted tocar con Cardone y Fontana, dos de los grandes tecladistas argentinos que acompañaron a Luis Alberto Spinetta?

–Respecto de Fontana, hace ocho años que escucho su disco Cribas, y me parece maravilloso. Cardone es muy talentoso también, y además hay un factor humano que gravita mucho. Todos los argentinos que he conocido en mi vida fueron amables y cálidos, igual que la música que hacen allí. Creo que es una música cálida, ligada a la naturaleza y a la tierra, y esto me parece fantástico... las músicas del Japón y de la Argentina tienen formas melódicas similares. 

–¿Cuáles son sus referentes en el piano, en un nivel más “universal”?

–Hace poco tiempo en Japón fui a un concierto de Herbie Hancock, quien es un gran referente para mí. La verdad es que disfruté un montón. Hancock tiene casi 80 años, pero eso no se percibe. Él mismo se divertía muchísimo y hacía divertir a los espectadores al mismo tiempo. Tocaba el keitar, un piano que cuelga como una guitarra, y él saltaba, y yo también. Me divertí mucho. Me genera mucha pasión y empatía ver a gente que toca disfrutando, jugando.  Otro referente para mí es el Maestro Ryuichi Sakamoto quien, en contraposición a Hancock, es una persona muy estricta, seria, detallista y minuciosa. Quisiera poder mezclar esas dos cualidades en mí: lo minucioso y el juego. Y agregar algo de Martha Argerich, ya que estamos. Ella también es una gran referente para mí.