Sheila Ayala fue ahorcada. Según los datos preliminares de la autopsia, la niña murió por “asfixia por estrangulamiento a lazo” y se presume que se utilizó la misma sábana en la que encontraron envuelto el cuerpo. Si bien la niña no presenta signos de abuso sexual, Fabián Ezequiel González Rojas, el tío que confesó haber asesinado a Sheila, tiene lesiones en los brazos que indican que ella habría intentado defenderse. A las 18, familiares y vecinos realizaron una marcha para pedir justicia por el crimen.
La autopsia comenzó ayer después del mediodía en la morgue de San Martín. De acuerdo al informe preliminar, Sheila murió estrangulada. Su cuerpo tiene marcas en el cuello pero, aparte de eso, no presenta otras “lesiones traumáticas en la superficie corporal”. La niña tiene fracturas posmortem en las costillas que se habrían producido cuando arrojaron su cadáver a la medianera en la que fue encontrado.
El cuerpo de Sheila no presenta signos de haber sido abusada sexualmente. Sin embargo, según el criminalista Raúl Torre, no es necesario que existan indicios de agresión sexual. El haber encontrado el cuerpo desnudo sería suficiente como para acusar al tío de intento de abuso. González Rojas tiene marcas que podrían indicar que Sheila intentó defenderse. Se sospecha de un intento de abuso no consumado, pero esto deberá confirmarse una vez que se tenga el resultado final de la autopsia.
Especialistas compararon el caso con el asesinato de Ángeles Rawson. Jorge Mangeri, su asesino, confesó en la comisaría haber cometido el crimen y tenía lesiones en el cuerpo. A partir de los hisopados realizados en la autopsia, se pudo dar cuenta de que el ADN encontrado debajo de las uñas de Rawson era de Mangeri y que la joven había intentado defenderse.
González Rojas declarará hoy frente a la Justicia. La noche del miércoles, él y su pareja, Leonela Ayala, hermana del padre de Sheila, confesaron ante la Policía haber asesinado a la niña. Ambos deberán ratificar la confesión cuando el fiscal le tome la declaración. Ayala dio a luz ayer a la tarde y está internada en un hospital en Florencio Varela. Los dos fueron detenidos el jueves. “Tomamos droga y alcohol y no sabemos cómo llegamos a eso”, había dicho la pareja frente a agentes policiales.
Según Marcelo Lapargo, fiscal general de San Martín, a cargo de la causa, si se confirma que los familiares fueron responsables de la muerte de Sheila, podrían recibir la pena máxima. El crimen podría ser calificado como homicidio criminis causa (es decir, cometido para tapar otro delito) con la tentativa de abuso sexual.
La nena de 10 años había desaparecido el domingo en el barrio Trujuy, en el partido bonaerense de San Miguel. El jueves a la tarde fue encontrada muerta dentro de una bolsa de basura que estaba en una medianera lindera al predio en el que vive el padre. Según los investigadores, Sheila habría sido asesinada tres o cinco días antes de ser encontrada. Es decir que sus tíos la habrían mantenido con vida muy poco tiempo luego de haberla secuestrado.
Una cámara de seguridad había filmado a la niña cuando era llevada por un adulto. Leonela Ayala, tía y madrina de Sheila, fue de las personas que encabezó la búsqueda de la nena. Antes de declararse culpable, la mujer le dijo a un canal de televisión que su sobrina no se iba con nadie que no fuera de confianza. “Mi sobrina si sale de acá es conmigo”, afirmó. Sin embargo, un testigo dijo haber escuchado a Sheila decir: “Sí, tía, ahí voy”, antes de desaparecer. La fiscalía manejaba ayer el dato de que Sheila llegó sola a la casa, lo que eventualmente podría servir a la tía para sostener que no tuvo que ver con el supuesto abuso y el crimen y que en realidad ella también es una víctima de violencia de género.
Helicópteros, buzos tácticos, canes, bomberos y más de 150 policías rastrillaron desde la mañana del jueves el predio donde desapareció la nena. Cerca de las seis de la tarde, los tíos fueron sacados en patrulleros. Minutos después se confirmó el hallazgo del cuerpo de Sheila dentro de una bolsa entre dos paredes linderas. Los investigadores creen que pudo haber sido arrojada desde seis metros de altura, desde la edificación contigua donde viven Ayala y su esposo.
El juez de Garantías de San Martín, Mariano Grammático Mazzari, y el fiscal de instrucción, Gustavo Carracedo, ordenaron los peritajes forenses sobre el cuerpo para establecer la identidad del cadáver. Sin embargo, la identificación llegó por las confesiones de los familiares de la nena.
Los forenses trabajaban también en el departamento de la pareja, tomando muestras de un colchón de gomaespuma en el que se sospecha que estuvo la niña.
La investigación siempre estuvo centrada en el entorno familiar de Sheila. Durante los cuatro días que duró la búsqueda, Juan Carlos y Yanina, los padres de la niña, cruzaron acusaciones entre ellos. El hombre tenía la custodia legal de los hijos y, según consta en el expediente, la pelea habría estallado entre ambos cuando la madre se enteró que cambió la titularidad de la Asignación Universal por Hijo que percibía. “La madre me dijo que me iba a hacer algo que no me iba a olvidar pero no le di importancia porque siempre amenazaba con lo mismo”, dijo Juan Carlos en su declaración. Por su parte, Yanina aseguraba que “el padre se llevó a Sheila”.
Trabajadores sociales se llevaron a los hermanos de Sheila y le quitaron la custodia al padre. Los niños fueron revisados por médicos, quienes habrían encontrado una infección de sarna en las piernas del más pequeño. Luego de ser tratados, los niños fueron enviados a un hogar.
Vecinos de la zona se concentraron en la esquina de Luis Salguero y Aristóbulo del Valle, frente al predio de viviendas donde encontraron a Sheila, para pedir justicia por la nena. Allí viven 30 familias, entre los que están el padre y los tíos de Sheila.