El 13 de diciembre de 2009, Cristina Fernández de Kirchner anunció la creación del “Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilización” para cancelar vencimientos de deuda pública con reservas internacionales. La medida fue resistida por el entonces presidente del Banco Central, Martín Redrado, al argumentar que se ponía en peligro la estabilidad monetaria, el crecimiento económico y el empleo. Ante eso, CFK avanzó en su destitución mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia. La decisión presidencial fue resistida judicialmente por Redrado quien, en una carta en La Nación, sostuvo que “sería de mi parte una irresponsabilidad aceptar presiones que dejen el camino libre a quienes quieren manejar las reservas de todos los argentinos sin seguir los pasos que marca la ley para la remoción de los directores del BCRA”. El culebrón del verano de 2010 culminó con la intervención de la Comisión Bicameral parlamentaria. El dictamen no vinculante del cuerpo legislativo recomendó la destitución del ex “Golden boy”. 

El debate principal en esos días giró en torno a la independencia del Banco Central. Para Redrado, la autonomía era una “vaca sagrada”. Para el Poder Ejecutivo, la actuación del BCRA debía enmarcarse en los lineamientos generales de la política económica. 

En esa línea, los economistas Martín Abeles y Mariano Borzel explican en Metas de inflación: implicancias para el desarrollo que “la independencia de la autoridad monetaria conforma un esquema institucional manifiestamente ‘elitista’ que, al independizar a la autoridad monetaria de los gobiernos electos, excluye al soberano (electorado) de toda influencia sobre uno de los resortes fundamentales de la administración macroeconómica”.

En la campaña electoral de 2015, la Alianza Cambiemos retomó la bandera de la “independencia” del BCRA. El 24 de septiembre de 2016, Federico Sturzenegger, como presidente del Banco Central, disertó en el Foro de Inversión y Negocios en el Centro Cultural Kirchner. En ese “miniDavos”, sostuvo: “¿cómo construimos la independencia del BCRA? Debo decir que Mauricio Macri decía ´bueno, mandamos una ley al Congreso. La primera ley que mandamos al Congreso es de la independencia del Banco Central´. Yo le dije ´vamos a probarlo de otra manera, vamos a intentar otra cosa´, porque la Argentina tiene muchas experiencias de intentar cambiar la realidad cambiando una ley y después la realidad no se condice con el aparato legal y consecuentemente lleva a un problema. Entonces le dije ´vamos a ser independientes sin cambiar la ley, vamos a demostrar que podemos ser prolijos y trabajar con independencia en el BCRA sin la necesidad de esas muletas o ese marco institucional´”.

Lo cierto es que las tres personas elegidas en la era macrista no tuvieron un perfil “independiente”: Federico Sturzenegger (ex diputado Pro), Luis Caputo (ex ministro de Finanzas) y Guido Sandleris (ex viceministro de Hacienda). La conferencia de prensa del 28 de diciembre del año pasado tampoco contribuyó a esa idea. En esa oportunidad, Nicolás Dujovne anunció la “recalibración” de las metas de inflación, acompañado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, y el propio Sturzenegger. Unos meses antes, el presidente del BCRA había declarado que “no vamos a cambiar la meta, porque cambiar una meta es no tener meta”. Dujovne elevó ese parámetro alrededor del cincuenta por ciento. Al lado del ministro de Hacienda, el gesto adusto de Sturzenegger lo decía todo. 

La investigadora del Conicet Ana Castellani sostiene que el Banco Central “es una herramienta clave para la política económica y la idea de este gobierno siempre fue conservar estos resortes. La ‘independencia’ del Central, la ‘defensa de la República’ o ‘unir a los argentinos’ son slogans para la tribuna”.

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