El gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, consideró ayer que "no está mal que la Iglesia dialogue con los sindicalistas", en referencia a la misa celebrada ayer en Luján por el arzobispo Agustín Radrizzani y convocada por el frente sindical que encabeza Hugo Moyano, pero marcó que "no es bueno" que esa institución "tome partido de coyunturas políticas". Si bien destacó la "relación que siempre ha tenido algún sector del sindicalismo con sectores de la Iglesia católica", el gobernador marcó la importancia de separar el lugar que tiene cada uno en la esfera pública. Lifschitz aprovechó para bregar por la "necesaria" renovación de dirigentes gremiales, "que tengan otra impronta y que defiendan los intereses de su sector con transparencia".
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