El bajista estadounidense Jeff Berlin tocará nuevamente en Buenos Aires, esta vez al frente de un trío que se completa con músicos argentinos: Quintino Cinalli en batería y Mariano Agustoni en piano. Mañana miércoles y también el jueves a las 21 en Bebop Club, el elegante subsuelo de Moreno 364, quien hoy es una de las leyendas vivas del bajo ofrecerá sendos conciertos en los que propondrá una particular mirada del arte del trío en torno al jazz. “Mi idea es hacer cosas poco usuales con el bajo, teniendo en cuenta que tengo al lado músicos como Quintino y Mariano. En general el trío con piano resulta de alguna manera predecible, por la tradición que los sostiene y los roles que establece para cada instrumento, en particular para el bajo. Con este trío podemos tocar de manera tradicional, pero además podemos explorar y buscar otras formas de tocar. Eso hace que nuestras actuaciones sean realmente diferentes y, en mi opinión, mucho más divertidas para quien toca y para quien escucha”, explica Berlin al comenzar un intercambio de mails con PáginaI12.
Instrumentista eficaz y elegante, explorador voraz y generoso proveedor de asombros, Jeff Berlin está entre quienes dieron sustancia al término “virtuoso”, con todo lo que implica, en el universo del bajo eléctrico. Clase 1953, Berlin pertenece a esa generación que animó una etapa proteica de Berklee, entre otros con los guitarristas Mike Stern, Pat Metheny y Bill Frisell, y el baterista Vinny Colaiuta. Poco después se destacó en la escena de Nueva York por sus colaboraciones con una gran variedad de músicos, desde el guitarrista Pat Martino, el baterista Tony Williams, el flautista Herbie Mann, el pianista Bob James, el percusionista Ray Baretto y el armonicista Toots Thielemans, hasta los hermanos Michael y Randy Brecker. A fines de la década de 1970 formó parte de la banda Bill Brufford –baterista de Yes y King Crimson– y más tarde tocó con Frank Zappa y rechazó una oferta de Eddie Van Halen, en épocas en las que el raudo guitarrista vendía discos como churros.
Entre el rock progresivo, el jazz rock y otras formas de la fusión, Berlin logró elaborar un estilo propio. Una idea amplia de jazz, de la que da cuenta en una interesante discografía personal, que tiene sus puntos más altos en trabajos como Ace of Bass (2005), HBC (2012) –en trío con Scott Henderson y Dennis Chambers– y Low Standars (2013), con Dany Gottlieb y Richard Drexler. “Antes que nada soy un músico curioso. Me gusta escuchar músicas nuevas, nuevos músicos y siempre me imagino cómo sonarían sus músicas si yo tocara con ellos. La semana pasada toqué con Steve Vai, pocos días antes participaba de un concierto de funk pesado con grandes músicos de Nashville y en Buenos Aires tocaré jazz con dos de los mejores músicos que tienen allá, Agustoni y Cinalli. Esa variedad me mantiene en forma a mi corazón musical”, agrega el bajista, que además dedica buena parte de sus energías a la enseñanza del instrumento. También en esta visita habrá un espacio para la formación: hoy a las 20 el bajista ofrecerá una clínica en el Teatro Monteviejo (Lavalle 3177).
–¿Qué considera importante en la formación de un músico en la actualidad?
–Puedo responder con una pregunta que los bajistas me han hecho durante décadas: “¿Cuál es la mejor manera de aprender a tocar?”. La respuesta es formarse en contenidos musicales. Por ejemplo, practicar la lectura mejorará muchísimo tu manera de tocar. La buena noticia es que leer música y estudiar sistemáticamente no reemplazará para nada aquello que te brinda placer como bajista, más bien lo potenciará. Estudiar música es un “algo más”, pero considero que el aspecto académico es el único enfoque que brinda a todos la misma oportunidad de mejorar como músicos.
–¿Qué fue más importante en su formación como músico, la escuela o el escenario?
–La escuela, absolutamente. Muchos jóvenes creen que los conciertos, el sentimiento y la emoción son lo primero en la música. En realidad, antes de tocar con buenos sentimientos, es necesario saber cuáles son las notas y cómo tocarlas. Me preocupa que los músicos interesados en mejorar su interpretación puedan escuchar eso en mí, que consideren la importancia de estudiar. No creo que nadie pueda nombrar ni siquiera a un famoso bajista que no se haya vuelto bueno sólo tocando.
–¿La tecnología influye en su forma de tocar?
–¡Mucho! En mis actuaciones en vivo y las grabaciones dependo de mi amplificador. Mi “Markbass” me proporciona un sonido que casi siempre me emociona. Estoy muy influenciado por las creaciones de Marco Devirgiilis –el ingeniero italiano que ideó el amplificador Markbass–. También tengo interés en algunos otros “juguetes” que quiero investigar. Más viejo me pongo y más importante es el sonido.
–Después de tantas experiencias: ¿Qué significa la fusión para usted?
–Tiene que ver con una música del pasado. En aquel momento era un estilo de música donde solo los instrumentistas más capaces podían tocar. Era pensar el jazz como lo tocaría una banda de rock. Esto produjo un nuevo enfoque, fue un momento impresionante para la música creativa.
–¿Cree que el concepto de fusión sigue vigente en la música creativa de hoy?
–En mi opinión, no. Mis intereses actuales están más allá de la fusión y tienen que ver más con la expansión de la armonía y la madurez de la composición y el bajo. Pero si a algunas personas todavía creen que pueden encontrar algo en la fusión, es bueno que sigan tocando esa música.
La relación de Berlin con Argentina es fluida. Su esposa es rosarina y mucha de la música que se produce acá no le es ajena. “Conozco el tango, por supuesto. Escuché a Piazzolla, Gardel, también Spinetta… Y una vez estuve invitado a tocar con el grupo de Charly García en Caracas. Llegué y esperé un rato detrás de escena sin que me invitaran a pasar, así que me fui sin tocar”, cuenta Berlin. Y evalúa: “Admiro mucho el bajo de Daniel Maza. Para mí, es el mejor bajista de Argentina. Y Mariano (Augustoni) es uno de los mejores pianistas que escuché, es tan creativo en su armonía que quiero estudiar con él. Quintino (Cinalli) es un baterista y percusionista brillante me ha enseñado mucho sobre el ritmo. En general, la comunidad musical argentina ha sido muy amable y me han enseñado mucho”.