Mientras el oficialismo con la ayuda de sus aliados busca en el recinto de la Cámara de Diputados la aprobación del Presupuesto 2019 que armó para satisfacer los deseos del Fondo Monetario Internacional, miles de personas se concentran fuera del Congreso absolutamente vallado para hacer oír su voz contra el ajuste que de la mano del organismo internacional pretende imponer Mauricio Macri. En la zona hay un fuerte operativo de seguridad, con carros hidrantes apostados a unas cuadras, y desde las organizaciones sociales, sindicales y políticas que convocaron a manifestarse advirtieron sobre el riesgo de que se intente reprimir a los manifestantes.
La sesión, prevista para las 11 de la mañana, empezó un poco más tarde de lo acordado. Se espera un áspero debate que se prolongará más allá de la medianoche.
Cambiemos dice tener el número suficiente para aprobar el proyecto. La oposición pone en duda que lo consiga. El Gobierno necesita la media sanción de la Cámara baja para ofrendársela al FMI, cuyo directorio se reunirá dentro de dos días para definir la aprobación del salvataje que pidió Macri frente a la agudización de la crisis.
El oficialismo contará esta vez con los favores del bloque Argentina Federal, que ayer le dio número para aprobar el dictamen en comisión. Con las firmas del entrerriano Juan José Bahillo, el misionero Jorge Franco, el cordobés Martín Llaryora, la chaqueña Elda Pértile -con disidencias-, todos ellos de esa bancada; y de Norma Abdala de Matarazzo, del Frente Cívico por Santiago, Cambiemos consiguió el pasaporte para tratar hoy el Presupuesto en el recinto.
A cambio del apoyo de ese sector vinculado a los gobernanadores, el oficialismo tuvo que realizar varias concesiones, entre ellas un fondo de 6500 millones de pesos para las provincias. Se incluyó también una partida de 500 millones de pesos para el Conicet y para Cultura, otros 500 millones para el INTA, 100 millones para el Sedronar y 60 millones para el plan contra la violencia de género.
El eje del Presupuesto 2019, sin embargo, sigue siendo en ajuste en las distintas áreas públicas en desmedro del pago de deuda. “¡Somos una escribanía del FMI! Sesionamos cuando lo dice el Fondo y votamos lo que nos pide”, apuntó ayer durante el debate en comisión el jefe del bloque del FpV-PJ, Agustín Rossi, y sintetizó así las críticas opositoras al proyecto del Gobierno y también al modo en que el oficialismo consiguió llevarlo al recinto. Esas críticas se repetirán hoy a lo largo de todo el debate.
El rechazo al ajuste también se hace visible fuera del recinto. La CTEP, la CCC y Barrios de Pie ya realizó ayer un merendazo contra el ajuste frente al Congreso. Luego hubo una vigilia a la espera del comienzo de la sesión.
Hoy la movilización suma a los sindicatos de todas las CTA y los de la Corriente Federal. Los bancarios, columna de ese sector sindical, habían convocado a un paro en la zona metropolitana en defensa también del Banco Nación, que fue levantado porque el Gobierno dictó la convocatoria. El paro que sí se cumple es el que convocaron los docentes. Educación es una de las áreas afectadas por los recortes presupuestarios. También llamaron a movilizarse al Congreso desde las Pymes.
El fuerte dispositivo de seguridad en la zona aledaña al Congreso y denuncia sobre la aparición de bolsas y volquetes con escombros y piedras en los alrededores puso en alerta a los convocantes a la manifestación.
Las Madres de Plaza de Mayo, encabezadas por Hebe de Bonafini, se sumaron a la movilización “contra el Presupuesto de Hambre 2019” preparadas para una eventual represión.