El domingo a la noche estábamos con Joaquín cenando en la Accademia della Pizza de Palermo. Hacia el final de la comida se nos acercó el encargado y nos dijo que ese era un lugar para familias, que si no nos íbamos a “comportar”, que nos fuéramos. Respondimos que nosotros también éramos una familia. Nos siguió insultando así que nos levantamos y nos fuimos. Caminamos una cuadra y vimos que venía corriendo detrás, junto a dos mozos y un lavacopas. Nos pegaron en plena calle mientras la gente gritaba que nos dejaran. Nos decían: “No pagaron la cuenta”. Y contestábamos: “¿Pero si nos fuimos porque nos acabás de echar?”. Le di la tarjeta para que me cobre y me dijo “tiene que ser efectivo”. Nos arrastraron hasta un cajero. Todo el camino nos gritaron: “Putitos de mierda”, “Te vamos a hacer meter en cana”. Lo que más nos quedó de toda la secuencia fue el odio con el que nos miraban. Finalmente les pagamos y nos siguieron gritando. Fuimos a hacer la denuncia y luego lo posteé y muchísima gente lo leyó. 

Esto que nos pasó no fue porque sí. Hay un contexto que habilita la impunidad que tuvieron para pegarnos en el medio de la calle y, acto seguido, pedirnos que igual paguemos trescientos pesos por la pizza. El eje no era que pagáramos, si no poder humillarnos. Es imposible no ligar esta escena con otros hechos de crímenes de odio recientes de Argentina y del recrudecimiento del odio acá nomás, en Brasil. Nosotros tenemos un vínculo de amor libre y a la denuncia la fuimos a hacer con mi otra pareja (que también se llama Joaquín). Fuimos las tres juntas con mucho miedo, como nunca, porque esto nos pasa por maricas y porque nos puede volver a pasar en cualquier momento, también a nuestros amigos. Es curioso que los medios que tomaron el tema estuvieran interesados en entrevistar al dueño de la pizzería y de sacarnos al aire a nosotros con él, para que habláramos en vivo. Nos enteramos de que el dueño echó al encargado. En un contexto de desempleo creciente, echar al encargado para llenarlo más de odio todavía, no parece la decisión más acertada. El dueño se sacó a una persona de encima. La misma persona que dijo que nos iba a buscar para terminar de cagarnos a trompadas. Creyendo que con eso se termina el asunto, suma más conflicto a un contexto de odio, que crece y crece, por miserabilidad de algunos, pero también porque alguien tiene que pagar el pato de la miseria.

El sábado 27 a las 18 habrá un evento de repudio frente a la Accademia della Pizza, Avenida Scalabrini Ortiz y Santa Fe. Organizan: Conurbanxs Por la Diversidad y Quimeras / Democracia Socialista.