Llegué al Encuentro en busca de una identidad, y con una certeza: que ya no soy mujer. Para mí, el Taller de mujeres trans, travestis y géneros no binarios era el lugar para pensar en este tema. Llegué muy tarde, y me tiré de cabeza en ese taller, que estaba lleno. Pronto fue obvio que ninguna persona de género no binario o ninguna masculinidad trans tomaría la palabra. Tímidamente, lo comenté con unx compañerx, que me lo confirmó. Ya se terminaba el taller, y se cerraba una oportunidad para mí. Ni siquiera me había anotado para hablar, pero estaba desesperada, así que, de manera un tanto ruda, interrumpí las últimas palabras de la coordinadora para pedir que armáramos una comisión donde poder hablar de nuestros temas. Al otro día, la pequeña aula vacía se llenó. Nos hicimos el taller, el primer taller de géneros no binarios y masculinidades trans, al que acudieron trescientas personas.
La situación era totalmente irreal para mí. ¿Cómo una persona recién llegada al género, con una militancia nula, con ningún activismo en su currículum iba a tener la suerte de participar de una situación así? Pero charlando de esto con algunxs compañerxs, dentro del taller mismo, entendí que no había tan fundación, que formamos parte de una lucha que viene desde hace muchos años, protagonizada, justamente, por travestis, trans y lesbianas, luchas de las cuales el Aborto legal es la última, y que son movimientos a las que nos enlazamos necesariamente.
En ese taller celebramos poder compartir la urgencia de querer abandonar el barco del género mujer. Para muches, el descubrimiento era flamante. Me conmovió ver esos rastros en la ropa y en los gestos: un chique que usa el pulóver del revés para que la estampa femenina no se note; otre que pasa su mano por la cabeza recién rapada, comprobando contentx que su pelo es bien corto. En lo personal, me tocó contar que hace poco, mientras lavaba los platos (risas), descubrí que ya nunca más sería mujer. Vacié mi ropero y me cambié el nombre. Me sorprendió lo rápido que mis amigues se adaptaron a eso. Me preguntaron qué pronombres prefiero, si me voy a hormonar o cómo quiero ser. “Cuando descubrís que ya no querés ser mujer, es muy rápido. Yo siempre sentí que no encajaba. Y ahora que entiendo por qué, que me corté el pelo, mis amigues no se sorprenden. Pero para mí fue un click. Y ya no aguanto tener este cuerpo”, contó une chique entre lágrimas. Otres lo manifestaban con alegría, orgullo y entusiasmo, con curiosidad y ganas de saber más. Y por supuesto, comentamos una inquietud importante: ¿qué se siente pasar de ser mujer (“género oprimido”) a identificarse con un varón (“género opresor”)? Esta pregunta generó una efervescencia instantánea: “Les no binaries y las masculinidades trans no somos chongos: somos sujetxs polítiquxs”, coreamos en medio de aplausos.
Por la tarde hubo un debate sobre el título del taller. Ante intervenciones de personas que proponían que “somos todes iguales”, y que deberíamos escapar de “falsas clasificaciones”, vino una avalancha de protestas: no somos iguales, queremos nombrarnos, ser visibles. Si el feminismo disidente debe ser una larga lista de nombres, que lo sea, y quien no los sabe, que los aprenda, opinó la mayoría.
Somos el género que está amplificando la capacidad de declinación del idioma, y por eso el taller estuvo poblado de docentes que llegaban con historias acerca del lenguaje inclusivo y de la necesidad de demandar garantías de ESI con foco en géneros no binarios.
Pero lo que generó empuje fue pensar nuestro lugar en el feminismo preparándonos para un 2019 de lucha. “¿Quién de nosotres no militó el aborto? ¿Y cuál es la continuidad del feminismo luego de que el Senado nos negara un derecho central? En esa ley se hablaba de cuerpos con capacidad de gestar. Ayer en este Encuentro marchamos contra los travesticicios. Debemos generar continuidad: la lucha sigue por caminos ya sembrados”, dijo otrx participante al final del taller. Y varies se mostraron preocupados por la creciente avanzada de movimientos TERF (TransExclusionary Radical Feminists = feministas radicales transexcluyentes) dentro de nuestros espacios. “No queremos más violencia por parte de sectores del feminismo que continúan reduciendo nuestras identidades a nuestra genitalidad, porque en esa lógica esencialista se nos vulnera y se nos expulsa de espacios de lucha feminista, además de que se reproduce y perpetúa el patriarcado”. “Les no binaries y las masculinidades trans no somos chongos: somos sujetes polítiques”, volvimos a repetir, celebrando un espacio donde la lucha feminista continúa.