Lo que muerde Pepi Dillon en la tapa del nuevo disco es una rosa de plástico. Una rosa, que en otra de las fotos sale del centro de su pecho proyectada hacia la cámara y es del mismo color del corpiño que insinúa corriéndose el escote. A lo Stendhal, autor de Rojo y negro, pero sexy, torta y sudaca, su arte toma cada vez más los tintes de la pasión y la tragedia. Y la verdad sea dicha, en materia de músicas jóvenes y argentinas y más allá también, pocas lo hacen mejor. La ex líder de Tumbamores, o la siempre líder de este inolvidable ex grupo, el domingo presentará su primer disco solista en Café Vinilo. Demasiado corazón es un compendio de ocho boleros y canciones románticas desgarradoras y dos tangos, uno de ellos es una lesbiversión de “Nostalgias”, hecha a dúo con Luciana Jury, que –no exagero– es para clavarse un puñal. Igual, si se puede es conveniente no hacerlo y habiendo sobrevivido, seguir escuchando este trabajo de Pepi que incluye, entre otros, “Hay amores”, el clásico de Shakira, el inmortal “Tu cárcel”, de Los enanitos verdes, y Cenizas, de Javier Solís.
“Los boleros aparecieron casi el final de Tumbamores y significaron mi comienzo como solista. Muchos de nuestros temas fueron boleros o canciones románticas que hacíamos en clave de cumbia”.
Eran grandes noches de baile lésbico aquellos recitales de hace diez años…
–Sí, se daba la fiesta y la empatía con la comunidad lésbica. Además yo siempre le cambié el género a las canciones, se las cantaba y se las canto a mujeres. Y estaba, y siempre está, el tema del amor desgarrado, por el que pasamos algunas lesbianas. Con este proyecto de boleros el público se amplió más. También me sigue mucho público gay, fanático del género. Creo que esto de agarrar autores como Chavela Vargas, Sandro o Leonardo Favio, tuvo que ver con juntar un público diverso y que se sintiera identificado.
Tu registro es dramático, Pepi, y claramente lo hacés muy bien…
–Mi abuela, desde chica me decía que era muy dramática, ahora de adulta lo llevo a lo artístico y me río de eso. Una vez una analista me preguntó quién era mi cantante favorita y yo dije: Martirio. Y ahí terminó la sesión. Lo peor es que a la vez siguiente me preguntó cuál era el primer tema que había cantado y le dije “La llorona”. También terminó la sesión.
En Demasiado corazón hacés una versión de “Nostalgias” con Luciana Jury, que no puede más de intensa…
–Me gusta hacer esa versión con ella y romper con la cosa tradicionalista que tiene el tango. Con Luciana hace mucho que nos conocemos, la quiero mucho, desde la época de Tumbamores, y tenemos una amistad hermosa y compinche con respecto a los repertorios. Somos bastante desgarradas las dos, nuestras voces se ensamblan de manera muy hermosa. La primera fecha a la que la invité fue en la Casa Rosada, cuando cantamos El Payambé, un tema colombiano que habla de la esclavitud. Fue un 12 de octubre.
En el 2015 filmaste un documental contando tu historia, como hija de desaparecidxs. ¿Cómo sentís la salida de este disco, tu primero solista, en un contexto tan adverso políticamente?
–No sé, por un lado fue como un desafío de juntar ánimo y energía en un contexto demoledor, pero también fue un respiro. Tratar de conectarme con la música que siempre me rescató de los lugares más oscuros de mi vida. Después de todo el trabajo y el sacrificio, porque no fue fácil sobre todo con una niñita chiquita, pude grabar este disco que para mí es un gran logro. Y esto también es gracias a mi compañero y productor Diego Guagnini, que hace poco me dejó sola, porque acaba de fallecer. Hice Demasiado corazón con un equipo hermoso de músicos –además de Luciana y los otros que te nombré, en el disco participaron Black Méndez, Germán Favier y Lucas Ramírez–. El repertorio es de temas de mujeres que siempre admiré mucho, como Luz Casal, Martirio, Chavela Vargas, Lila Downs. Pude animarme a interpretarlos a mi manera. Y además son canciones que me representan en mi vida, diálogo con esos amores que dejaron de ser, recuerdos nostálgicos del amor.
Hay grupos de tortas a las que les encanta el bolero. Sobre todo tortas de cuarenti, que somos de la generación que escuchó los boleros de Luis Miguel en la adolescencia…
–Puede ser esto de escucharlo a él y también hay una cosa atravesada por Almodóvar, la selección que él hizo de su música fue muy referente para la comunidad gay lésbica. Yo también soy una gran admiradora de los años ’80, toda esa vorágine saliendo de dictaduras… En cuanto a lo musical los ’90 fueron escuchar y escuchar mucha música. Viajaba buscando algún lugar lindo para vivir, con esa libertad de veinteañera mientras hacía una colección de mujeres latinas que desembocó estas versiones. Eso fueron mis 90. Eso, y curtir mucho la noche.
Domingo 28 a las 21 en Café Vinilo, Gorriti 3780.