Funcionarios de Arabia Saudita le dijeron a Jamal Khashoggi que no podría obtener sus documentos de divorcio en los Estados Unidos para casarse y que debía ir a Turquía, como parte de una estratagema para ponerlo al alcance de un secuestro o eliminación. Según las fuentes diplomáticas y un amigo de Khashoggi, el periodista fue dirigido a las legaciones del Reino en Turquía porque aquellos que estaban conspirando en su contra creían que sería demasiado arriesgado intentar llevar a cabo un ataque en los Estados Unidos, con repercusiones potencialmente muy perjudiciales. Al enterarse inicialmente de que no podría recoger los documentos legales en la embajada de Arabia Saudita en Washington, se le informó a Khashoggi que tenía que obtenerlos en Turquía para su próxima boda con su novia Hatice Cengiz, ya que ella es ciudadana turca y la ceremonia tendría lugar en Turquía.
La inteligencia de los Estados Unidos, según denunciaron varias organizaciones noticiosas, había interceptado que los funcionarios saudíes habían planeado hacer regresar al periodista al Reino y luego arrestarlo. No está claro cuándo se recopiló la información de inteligencia, pero parece que no hubo movimientos para advertir a Khashoggi que estaba en peligro y que se le podría haber tendido una trampa. Se sabe que varios funcionarios cercanos al príncipe heredero Mohammed bin Salman, conocido como MBS, le pidieron repetidamente al periodista que regresara al Reino, con ofertas de trabajos lucrativos, que Khashoggi había rechazado. Sus visitas al consulado de Arabia Saudita en Estambul para obtener los documentos, según investigadores turcos, brindaron a los saudíes la oportunidad que buscaban de capturarlo y matarlo.
Un amigo de Khashoggi dijo: “Jamal había estado en la embajada en Washington DC varias veces y se habían ocupado de sus problemas consulares allí. Pensó que podía obtener los documentos que necesitaba de la gente de Washington demostrando que estaba divorciado, un requisito legal para volver a casarse. Creo que le dijeron que era un asunto simple. Pero luego dijeron que necesitaba ir a Turquía para conseguir los papeles.” “En ese momento parecía ser una cuestión de burocracia. Pero ahora, después de lo que sucedió, obviamente hay motivos para sospechar. Seamos realistas, no se hubieran atrevido a hacer en Estados Unidos lo que hicieron en Estambul”.
Uno de los que más insistió en tratar de persuadir al periodista para que regresara a Arabia Saudita fue Saud al-Qahtani, un cercano confidente del príncipe heredero, quien le hizo a Khashoggi una serie de ofertas lucrativas en un intento por devolverlo al Reino, incluyendo una posición de alto nivel del gobierno y un alto cargo en la administración pública. En repetidas ocasiones tranquilizó a Khashoggi, según múltiples fuentes, diciéndole que no tenía nada que temer al volver a casa. Posteriormente, se afirmó que al-Qahtani dirigió el secuestro, la tortura y el asesinato del periodista en el consulado saudí en Estambul a través de Skype, supuestamente diciéndole al equipo enviado que matara a Khashoggi y “me trajera la cabeza del perro”.
Al-Qahtani había lanzado ataques vitriólicos y sostenidos a través de las redes sociales contra los supuestos enemigos del Reino, y había declarado que “pagarían el precio” por la traición. El gobierno saudí afirmó que al-Qahtani fue despedido después del asesinato de Khashoggi, junto con otro alto funcionario. Otros 18 fueron arrestados. Se informó que al-Qahtani había dirigido el interrogatorio del primer ministro libanés, Saad Hariri, cuando fue detenido en Arabia Saudita el año pasado después de haber sido atraído al país para reunirse con el príncipe heredero. El interrogatorio, según se afirmó, fue acompañado de abuso verbal y físico. Hariri fue liberado y regresó a Beirut solo después de la intervención del presidente francés Emmanuel Macron. Al-Qahtani afirmó que tenía todo el apoyo de la familia real saudí. “¿Crees que tomo decisiones sin orientación? Soy un empleado y un fiel ejecutor de las órdenes de mi señor el rey y mi señor el príncipe heredero”, tuiteó el verano pasado.
Kim Sengupta: De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.