El primer ministro de Irak, Haidar al Abadi, aseguró ayer que casi la totalidad del este de la localidad de Mosul se encuentra bajo el control de las fuerzas de seguridad, luego de tres meses de combates con el grupo yihadista Estado Islámico (EI). En su comunicado, recogido por el portal local de noticias Iraqi News, Al Abadi subrayó que el plan militar básico concluyó con éxito en la mayoría de los ejes de combate. Asimismo, señaló que las operaciones continuaban para intentar expulsar a los yihadistas del área de los palacios presidenciales y varias otras zonas en el norte de la ciudad. Horas antes, el jefe de las fuerzas especiales iraquíes anunció que sus tropas habían recuperado todas las zonas del este de Mosul que tenían que arrebatar a EI, dejando casi la totalidad de esa parte de la ciudad en manos de los militares.

El Servicio Antiterrorista se hizo con el control de la orilla oriental del Tigris, que divide en dos la ciudad, de norte a sur, según informó el teniente general Talib Shaghati a la prensa en Mosul. Los yihadistas mantenían bajo su control el oeste de la ciudad, su último gran bastión en Irak. De hecho, los órganos de propaganda del grupo reconocieron haber efectuado una retirada táctica en el este de Mosul. El asalto a Mosul, en el que participa una fuerza terrestre compuesta por 100.000 hombres del ejército y de la policía iraquíes, así como peshmerga kurdos y las Unidades de Movilización Popular, es la batalla más compleja en Irak desde la invasión liderada por Estados Unidos en 2003.

Las fuerzas iraquíes conjuntas lanzaron el 17 de octubre una gran ofensiva para recuperar el control de todos los territorios que aún controlaba el EI en el norte de Irak, donde irrumpió en junio de 2014. La organización radical conquistó Mosul en aquel entonces y en pocas semanas dominó otras muchas poblaciones, donde habría presencia de cristianos y otras minorías étnicas y religiosas. Muchos habitantes de la región abandonaron sus hogares en ese momento y, desde el inicio de la operación militar en octubre, más de 181.000 personas fueron desplazadas por los combates, tal y como informó ayer el ministerio iraquí de Desplazamiento y Migración.

Según Naciones Unidas, entre 1,2 y 1,5 millones de personas vivían en Mosul antes del comienzo de la campaña militar, pero el alcalde de la ciudad, Abdelzatar al Habá, estimó que dentro de la ciudad permanecieron al menos 900.000 civiles durante el desarrollo de la ofensiva, que entró en una segunda fase el 29 de diciembre, después de varias semanas de reforzar posiciones para consolidar los avances logrados hasta entonces.

La reconquista de Mosul supondría un golpe estratégico y simbólico contra el grupo yihadista, que aspira a regir un califato en Irak y Siria donde pretende aplicar una estricta visión de la “sharia”. Los civiles desplazados por la ofensiva en Mosul ya superaron largamente la capacidad de los campamentos previstos por el gobierno y las fuerzas armadas, que es de 120.000 personas. Días atrás, cuando promediaban las acciones militares en la ciudad, ya había 160.000 civiles.